El Getafe es una roca. Eso es un hecho conocido por todos. Los equipos de Bordalás son agresivos, intensos y luchan como pocos. El esfuerzo, como con Simeone, es innegociable. Jugar contra ellos es como ir al dentista. El mal rato está garantizado. Sin embargo, tiene un hándicap que supone una losa demasiado pesada como para mantenerse en LaLiga sin quitársela de encima: la falta de gol. El Barça no pudo marcar en el Coliseo Alfonso Pérez en el primer partido de LaLiga pero los locales tampoco vieron puerta. En su desplazamiento a Girona perdieron por 3-0 y siguieron con su casillero de goles a favor sin estrenar. El Alavés parecía el equipo idea para acabar con la racha.
En la primera parte, lo intentaron todo y estuvo muy cerca de conseguirlo Borja Mayoral. En el minuto 27, en una cesión demasiado ingenua de Guevara a su portero, el delantero de Parla estuvo astuto, logró interponerse entre ambos y, tras deshacerse de Sivera, remató al palo. El resto de la primera mitad fue como masticar cristales. Maksimovic probó a Sivera en la segunda parte tras un balón peinado por Latasa. Respondió el alicantino con un paradón que acabó en el larguero. A partir de ahí, el Alavés despertó y el marroquí Abqar casi da un enorme disgusto a los azulones. Lo evitó David Soria con una gran parada.
El Geta no se amilanó. Quería el gol a toda costa. En una falta lateral, dos defensas estuvieron cerca de lograrlo. Tocó de cabeza Gastón al segundo palo y Domingos Duarte rozó el primero, pero tampoco llegó. Luis García Plaza, que dirigió al Geta durante más de 100 partidos, no encontraba la forma de interrumpir el dominio de los madrileños.
En el minuto 82 el VAR le echó una mano a los getafenses. Un manotazo de Abqar sobre Latasa dentro del área, que había pasado inadvertido para el árbitro, acabó en penalti. Los 11.000 aficionados contuvieron la respiración cuando Borja Mayoral cogió el balón. Con calma y calidad, esperó a que Sivera se venciese para anotar sin demasiados apuros. El Getafe dejó de ser el único equipo de primera que no había marcado gol. Desde abril llevaba sin ver puerta Mayoral. Bordalás le cambió y la afición le ovacionó. Los goles son oro al sur de la capital.
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