La filosofía del Real Madrid en el mercado invernal es evidente: se evitan fichajes caros y, de esa manera, se ahorra, planifica y organiza desde el 1 de enero lo que será una ventana de pases de verano ilusionante. En 2024, sin embargo, el esquema de compra merengue se verá afectado. Las lesiones no dan tregua y la defensa blanca, afectada desde agosto por la durísima baja de Éder Militao, sufrió el pasado domingo la pérdida de David Alaba.
Nacho Fernández, uno de los capitanes del equipo, ocupará, mientras se analizan las opciones de mercado, el espacio que deja huérfano Alaba. Carlo Ancelotti, no obstante, tiene claro que ante la cantidad de partidos es importante reforzar la última línea y la directiva blanca ya dibuja un perfíl de búsqueda: la intención es un central jóven, con proyección y que incluso pueda llegar a Chamartín cedido (tampoco se descarta una compra millonaria).
En sí, son tres los nombres que se manejan en la entidad blanca: el primero de ellos es Gonçalo Inácio (22). El defensor portugués interesa desde hace un tiempo al Real Madrid. Su salida costará 45 millones fijos más 15 en variables. No es una compra barata pero su edad, su velocidad y las características que ha demostrado con el Sporting lo convierten en una alternativa interesante.
Además de Inácio, el Real Madrid tiene su mirada puesta en otro portugués. Se trata de Antonio Silva (20). El central del Benfica es, desde la táctica, un jugador atractivo: es zurdo y mide 1,85. Comparte similitudes con Alaba a pesar de su altura pero presenta un obstáculo: el Benfica le puso una cláusula de 100 millones de euros.
La última alternativa es el italiano Giorgio Scalvini (20). El defensor se ha convertido en una de las promesas de la Serie A. Transfermarkt fija su valor en 45 millones de euros. Spalletti, de igual manera, le ha brindado espacios en la selección italiana.