Cuando se junta el hambre con las ganas de comer, el que ha pasado penurias y ya está habituado sufre un poco menos que el que ha vivido en la abundancia. En el Nuevo Los Cármenes, en la primera mitad, fue el Granada el que le demostró a la Real Sociedad cómo hay que vivir cuando el estómago te ruge cual león.
Los donostiarras, aun llevándose el triunfo, el segundo en 11 partidos, son ahora un equipo deprimido. Ya lo eran mucho antes de caer ante el PSG en la Champions. Han perdido frescura, su toque mágico y son tran predecibles que incluso otro rival en crisis es capaz de meterles mano.
Eso se vio reflejado en una cesión de 30 metros de Mikel Merino, que casi sorprende a Remiro. Con amigos así quién quiere enemigos. Y aunque se recuperaron con un remate de Brais que salvó bajo palos Jozwiak, la desgracia llegó en el ecuador con un penalti de Javi Galán a Pellistri que transformó Uzuni en el 1-0.
El destello de Sadiq... y el doblete de Uzuni
En favor de la Real hay que decir que nunca le pierde la cara a los duelos ni baja los brazos. Aunque no le salga nada. El ejemplo es Sadiq. Negado en los controles, en los choques... tuvo un momento de lucidez para recordar sus buenos tiempos y empatar con un salto prodigioso colgándose de Sierra Nevada.
Aun así, las sensaciones eran más favorables a los locales. Lo que se confirmaría en el tiempo añadido tras un paradón de Remiro a Sergio Ruiz. Pero nada pudo hacer el buen guardameta en el 2-1 de Uzuni.
Racanería granadinista y reacción txuri-urdin
No le quedaba otra a la Real que ponerse el mono de trabajo y bajar al barro en la lluviosa Granada para llevarse algo a la boca. Los nazaríes no estaban dispuestos a regalar ni un trozo de pan. A falta de fútbol, su único argumento fue cortar el ritmo a base de faltas. Muy pobre, aunque les dio para aguantar más de media hora.
La racanería tiene consecuencias. Y el vivir tan cerca de tu área para defender tu pequeña ventaja, también. Demasiadas facilidades para que la Real, incluso negada, se animara viéndose rondar con asiduidad la portería de Batalla. Se veía venir el empate y ahí apareció Tierney con un centro desde la izquierda que remató Le Normand, que se había quedado como ariete tras un córner, para anotar el 2-2.
Los donostiarras olieron el miedo y quisieron el festín completo. Y sólo cinco minutos después, en el 85', André Silva corrió más que el resto para cazar un rechace y poner el 2-3. El VAR corrigió a Munuera, que lo había anulado, para dar por válido un gol que provocó la ira de la afición con su equipo. Gritos de "dimisión", se escuchaban en Los Cármenes.
Lo mismo no es necesario, pues llega antes la destitución del Cacique Medina, que dio vida a una Real lejos de su mejor nivel, pero que volvió a saborear una victoria por fe.
Jugador Flashscore del partido: Le Normand (Real Sociedad).