Chimy Ávila y Budimir cantan bajo la lluvia la victoria de Osasuna ante el Granada (2-0)

César Suárez

Osasuna celebró su primera victoria en El Sadar gracias a un doblete de Budimir y a un fenomenal Chimy Ávila, que habilitó al delantero en los dos goles. El Granada, que tuvo ocasiones en la primera parte para empatar pero se encontró con Sergio Herrera, sigue sin ganar a domicilio.

Juntándose las ganas con el hambre de comer en un Osasuna que no había ganado en casa y un Granada que no lo había hecho fuera, se podrían esperar muchas reservas en ambos. Y sin embargo, se vio un duelo competido desde el pitido inicial, con mucha lluvia y con dos equipos buscando, a su manera, la portería contraria.

Al que le funcionó mejor su plan fue a los navarros, que a los 11 minutos ya ganaban merced al tanto de Budimir. Aunque medio gol habría que dárselo a Chimy Ávila por el pase al hueco que se inventó y que dejó al croata solo ante André. Luego, la definición, con el exterior y una pasmosa tranquilidad, embellecieron más aún la acción.

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Reaccionó bien el Granada, que buscaba más en largo las carreras del nuevo internacional Bryan Zaragoza, con un disparo de Gumbau. Pero Sergio Herrera estaba ahí con el candado para defender su casa. Aún mejor lo haría el guardameta con una triple acción en la que tiró de valentía, reflejos y elasticidad a partes iguales. Está de dulce el de Miranda de Ebro.

Otro gol tempranero

Dominaban más los de Arrasate, creaban más peligro los de Paco López. Pero si perdonas, y en ataque no andaban finos los andaluces, lo terminas pagando. Y ya en la segunda mitad, Budimir, de penalti, pondría el 2-0. Ya había fallado al poco del reinicio tras un jugadón de Aimar, y no iba a perdonar el doblete lanzando la pena máxima que él mismo había provocado. Ojo, con otro pase de lujo de Ávila.

El Granada se veía impotente. Ni la entrada de Uzuni y Puertas ejercieron el papel de revulsivo que buscaba el técnico. Más bien al contrario porque el paso de los minutos iba acrecentando su falta de ideas ante un Osasuna que había crecido mucho y jugaba a placer. Ahí es cuando, en el minuto 77, Lucas Boyé pisó el tobillo de Aimar y vio la roja.

El castigo pudo ser mayor si no se hubiera anulado el tercero de los rojillos por fuera de juego de Kike Barja, asistente de Raúl García, en el inicio de la acción. En todo caso, suficiente el 2-0 para mostrar la superioridad de los pamplonicas, que sumaron su primer triunfo ante su público.

El rival, además de la derrota y de seguir penúltimo, se llevó la lesión en el tobillo de Miguel Rubio, que salió llorando del campo.