Javier Aguirre es un personaje peculiar y diferente, de esos que pueden convertir una anodina rueda de prensa en todo un acontecimiento. Algo así como el picante, muy característico de su país, cuando entra en acción en una comida insípida. Tanto el contenido de sus mensajes como la forma en la que lo envuelve acostumbran a provocar reacciones entre los destinatarios. Y es que da prácticamente igual el escenario: el espectáculo está servido con él y si el resultado es positivo, como el de este martes frente al Barcelona, siempre es más fácil que lleguen las risas.
Cuando le preguntaron en DAZN por el estado de ánimo de Cyle Larin, que se mostró abatido cuando el árbitro pitó el final, el mexicano apuntó lo siguiente: "Tiene que estarlo el sinvergüenza porque ese gol no se puede fallar. Yo sé que era demasiado premio, lo confieso, y no merecíamos tanto, pero ya que te la ponen en bandeja aprovéchala, hijo. No he hablado con él, estoy enojado con él. Le di la mano y él mismo, en inglés y con una grosería, me dijo 'tengo que meter ese gol'".
Sobre el propio césped de Son Moix, con un monitor en el cual podía ver la repetición de esa acción que podría haberlo cambiado todo, el carismático entrenador, con pasado en clubes como Osasuna o Atlético de Madrid, se expresaba con estos términos: "¡Pero tira al arco! A ver, ¿la pueden repetir? Mira, mira... ¡Hijo de mi vida! Con el Valladolid las metía al ángulo, a la escuadra, el cabrón. Ojalá sea cuestión de tiempo. Esperemos que así sea".
Aguirre fue una de las heroínas del pasado curso porque logró una salvación bastante cómoda, especialmente en comparación a la de la campaña anterior. Por ahora, el Mallorca se ubica en la decimoquinta posición con seis puntos de 21 posibles, una situación que podría cambiar porque hay muchos equipos que aún deben jugar en esta séptima jornada. Con nueve tantos a favor y una docena en contra, aún tiene trabajo por delante para volver a acercarse al objetivo.
Las estadísticas del choque están disponibles a través de Flashscore.