La Rojita buscaba su sexto Europeo sub 21 y quedarse como líder en solitario en el palmarés global dejando atrás a Italia. Tras los éxitos de 1986, 1998, 2011, 2013 y 2019, al equipo de Santi Denia le tocaba conquistar el fortín inglés para ponerse la corona de rey absoluto. Inglaterra llegó a la final sin haber recibido un solo gol en contra y con un ataque demoledor. La misión era para “rozar la excelencia”, como dijo el seleccionador en la previa al gran duelo.
Los británicos empezaron fuerte, en el Batumi Arena de Georgia, con dos llegadas muy peligrosas que no acabaron en gol por muy poco. La Rojita estaba avisada desde el comienzo. Haría falta acierto y concentración absoluta ante un rival de gran fuste.
En el minuto 12, España le dio a los ingleses un buen susto. Alex Baena le pegó con su gran pierna derecha y al balón le faltó un pelín de rosca para colarse en la portería de Trafford. El choque ya era un cara a cara de órdago. Los nuestros se iban creciendo y Aitor Paredes, central del Ahtletic, estuvo muy cerca de conseguir el primero tras rematar de cabeza un córner botado por Sergio Gómez.
El mano a mano era de máxima intensidad. España tuvo suerte en un cabezazo de Colwill, central del Chelsea, que golpeó en el palo derecho de la portería de Tenas. Sin embargo, poco después, el infortunio golpeó con dureza a la selección. Una falta lanzada por Palmer en el descuento de la primera parte, tocó en la espalda de su compañero Curtis Jones, del Liverpool, y se coló en la portería española. Un gol siempre hace daño pero si es de esa manera y justo antes de irse al vestuario requiere mucho valor y coraje para reponerse.
España necesitaba salir al ataque y asumir riesgos. No quedaba otra. Una falta de Sergio Gómez fue cabeceada a gol por su amigo y compañero Abel Ruiz. El árbitro lo anuló por fuera de juego. La portería inglesa seguía inmaculada.
En el minuto 55 Santi Denia le dio una vuelta importante al equipo. Salieron del campo Oihan Sancet, Álex Baena y Rodri Sánchez. En su lugar entraron Riquelme, Veiga y Aimar Oroz. Al lanzarse al ataque de forma descarada, Inglaterra le buscaba la espalda. Gibbs-White no empalmó por centímetros un balón que podía haber supuesto el 2-0. Tenas volvió a evitar la sentencia con un paradón a Jones poco después.
La conexión Gómez-Ruiz volvió a funcionar. Era nuestra mejor arma. Sergio centró, Abel remató y faltó muy poquito para el empate. El tramo final era lo esperado. España volcada al ataque y los ingleses buscando los espacios que dejaban los de Denia. Inglaterra tuvo dos seguidas en el 88 y ambas las sacó Arnau Tenas.
En el último minuto de descuento, el VAR avisó al árbitro para revisar una acción de Colwill a Abel Ruiz. La patada era clara. Penalti. El lanzador estaba claro. El propio Abel. Trafford respondió con un paradón, al que le siguió otro a Aimar Oroz y mantuvo la imbatibilidad inglesa hasta el final.
Jugador Flashscore del partido: Trafford