Milán, las manos de Mike Maignan sobre el Nápoles y la semifinal de la Liga de Campeones

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Milán, las manos de Mike Maignan sobre el Nápoles y la semifinal de la Liga de Campeones

La coreografía de la Curva Sud antes del Milan-Napoli
La coreografía de la Curva Sud antes del Milan-NapoliProfimedia
Líbero, jefe defensivo, primer delantero. Cada entrenador, en función de su idea táctica, lo definirá de una manera u otra. Sin embargo, todos coincidirán en una cosa: estamos ante un campeón absoluto.

Los aficionados del Nápoles -y todos en general- no se dieron cuenta hasta el final del partido. Las enormes manos rossoneri tendidas con intenciones nada amistosas, en la espléndida coreografía de la Curva Sud, hacia un asustado Pulcinella eran las de Mike Maignan.

La soledad de los números uno, de los que evitan los goles pero (salvo raras excepciones) no los marcan, ha impedido muy a menudo incluso a los mejores porteros de la historia (aquí sólo hay una excepción y es Lev Yashin, la Araña Negra) ser considerados protagonistas del mundo del fútbol.

Sin embargo, por poner el ejemplo más reciente, Thibaut Courtois fue tan decisivo en el doblete de la Liga de Campeones conquistado el año pasado por el Real Madrid de Carlo Ancelotti como, y probablemente incluso más que, Karim Benzema. Sin embargo, los expertos que conceden el Balón de Oro ni siquiera le echaron un vistazo.

Las grandes manos de Magic Mike
Las grandes manos de Magic MikeAFP

De hecho, incluso al guardameta del Milan le encantaría tener un compañero con el talento de Benzema para intentar ganar unos cuantos títulos más. Él ha dejado claro que lo hará. Desde luego, no hicieron falta las tres intervenciones de Anguissa, Zielinski y Di Lorenzo para ser conscientes de que estábamos ante un campeón absoluto. Con los porteros invariables ayer, el primer acto de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en San Siro habría terminado quizás con el mismo resultado, pero a favor de los azzurri.

Sin embargo, la afición rossonera, sus compañeros y, sobre todo, Stefano Pioli le están agradecidos por confirmar, partido tras partido, que es uno de los mejores porteros del mundo. La gran mano con la que frenó las ambiciones del capitán del Nápoles recuerda a aquella con la que, con la camiseta de la selección francesa, frustró las del irlandés Nathan Collins.

Magic Mike es uno de esos jugadores capaces de hacer notar a todo el mundo que es capaz de marcar la diferencia tanto cuando está como cuando se ve obligado a quedarse en boxes. La involución técnica y táctica sufrida por el Milan durante la primera parte de la temporada no se debe ciertamente sólo a su ausencia.

Sin embargo, uno no puede dejar de notar lo fundamental que es su aportación para el equipo de Pioli tanto a la hora de recurrir a sus instintos de ghepard para repeler las insolencias del rival como a la hora de armar la acción.

Líbero, jefe defensivo, primer delantero. Cada entrenador, en función de su propia idea táctica, lo definirá de una manera u otra. Sin embargo, todos estarán de acuerdo en una cosa: estamos ante un campeón que, a pesar de que de niño no quería saber nada de ser portero, ha bajado la persiana desde que se metió en la portería.