Jesé Rodríguez (30) ya sabe lo que es defender los intereses de nueve clubes (en siete países y un par de continentes). Todo comenzó en el Real Madrid, club donde empezó a crecer a pasos agigantados y con el cual pudo levantar dos Champions. Lo tenía todo para triunfar en el Santiago Bernabéu -debutó con el primer equipo en 2012 tras acumular brillantes actuaciones en el filial-, pero todo cambió cuando sufrió una rotura en el ligamento cruzado anterior.
Tuvo una nueva oportunidad en el París Saint-Germain, con aspiraciones de reinar en Europa, pero allí no ofreció su mejor versión. A partir de entonces, muchas experiencias sin llegar a asentarse en ningún lugar (dos etapas en la Unión Deportiva Las Palmas, Stoke City, Real Betis Balompié, Sporting Club de Portugal, Ankaragucu, Sampdoria y Coritiba). El equipo francés, que le ofreció en su momento un importante y largo contrato, no rompió el vínculo hasta finales de 2020.
De entre todas estas aventuras, sólo en casa pudo firmar unos números de cierta trascendencia (11 tantos y seis asistencias en 41 participaciones, lo cual evidencia que tuvo mucha continuidad). Los canarios, sin embargo, lograron el ascenso a la élite después de que el atacante se marchase a Turquía como agente libre. Allí estuvo menos de un año, hasta febrero, fecha en la cual puso rumbo a una Sampdoria necesitada de buenos resultados para evitar perder la categoría -no lo lograron-.
'Invisible' en el colista
Ahora, Jesé busca dar un giro de guion en el país sudamericano, donde está teniendo un rol residual. Lleva desde principios de septiembre allí y aún tiene mucho margen para adquirir más protagonismo, pero lo único cierto es que sólo ha disputado 33 minutos en las cuatro jornadas que se han celebrado desde su llegada. Entró al campo en la segunda mitad del choque frente al Vasco da Gama y los suyos cayeron por 5-1. Tras ocho derrotas consecutivas, los todavía colistas de la Serie A -a diez puntos de la salvación- pusieron fin a esa mala dinámica tras tumbar al Paranaense (2-0).
Hay un dato bastante relevante, y es que no experimenta la sensación de ganar sobre el césped desde el pasado 19 de marzo, cuando entró desde el banquillo para dar una asistencia que sirvió para resolver la cita ante el Verona (3-1). Y hay que poner el foco en diciembre de 2022 si se quieren buscar dos victorias seguidas -competía entonces en la nación otomana y destaca el hecho de que vio portería en ambos envites, con el Tuzlaspor y el Antalyaspor como rivales-.