Que el encuentro ante Suiza no fuera decisivo para la suerte de la fase de grupos de la Liga de las Naciones no es motivo para que los de Luis Enrique perdiesen volviendo a mostrar unas enormes lagunas defensivas y una alarmante falta de gol.
Lo peor no es ya que se haya puesto más que cuesta arriba el pase a la Final Four de esta competición. Lo peor es que quedan menos de dos meses para que comience el Mundial de Catar y así no van a ningún lado.
Porque no se puede defender peor. Empezando por un portero, Unai Simón (25), que deja más dudas de las que ya de por sí tenía el ahora proscrito David De Gea. Y tampoco es que Robert Sánchez (24) y Raya (27), dos desconocidos para el gran público, generen una mayor tranquilidad. Pero el meta del Athletic vive bajo el larguero y le cuesta horrores salir a por los centros.
Si encima la defensa no acompaña, el problema se vuelve grosero. Y eso es lo que ocurrió con una aseada Suiza, sin demasiados problemas para dominar el medio campo y llegar a la meta hispana. Así, en el minuto 21, llegó el saque de esquina con el Akanji adelantaría a los suyos. Cuesta horrores pensar en que con una zaga así se pueda conseguir algún éxito.
Jordi Alba dio esperanzas, pero...
Desde ahí hasta ya iniciada la segunda mitad, fue un querer y no poder de La Roja. Lo intentaba Asensio (26) bajando a recibir a la medular. Pero de Sarabia (30) y de Ferran (22), sin noticias. Lo de este último, suplente en el Barça, es preocupante. No queda nada de aquel que un día dominó a Italia como si del mismo Messi se tratase.
Aun así, un arrebato de Asensio, con una buena carrera y mejor conducción entre rivales, otorgó el empate. El balear cedió a Jordi Alba (33) dentro del área y su remate fue imparable para Sommer. Se recobraba la ilusión en las gradas.
Mas esa alegría sólo duró tres minutos. Un nuevo córner y un nuevo suplicio para la defensa, incapaz de entenderse con su portero para despejar la bola. Por ahí, en un mar de piernas nadaba Embolo, quien no desaprovechó el regalo.
Quedaba más de media hora por delante. Luis Enrique miró al banquillo y encontró como posibles soluciones a Yeremi Pino y a los debutantes Borja Iglesias y Nico Williams. Luego también entró Marcos Llorente. Más potencia al césped. Pero ni por esas. Otra vez la inoperancia en ataque, otra vez la falta de ingenio para encontrar espacios en la nutrida defensa suiza, otra vez demostrando que no hay gol en esta selección.
Con la victoria de Portugal ante la República Checa por 0-4, son los lusos los que llegan a la última jornada como líderes, con dos puntos de ventaja sobre España, por lo que sólo la victoria valdrá para repetir presencia entre las cuatro mejores de Europa.