Con un emocionante minuto de aplausos en homenaje a la fallecida leyenda del Athletic Txetxu Rojo, San Mamés le dio la bienvenida a 2023 con un duelo casi regional entre vascos y navarros. Y fue un buen partido, con intensidad, como se esperaba entre ambos contendientes, pero sin goles.
Salió el Athletic con más ímpetu ofensivo, llevado en volandas por las 40.000 gargantas que afilaban el sonido en San Mamés. Una presión ambiental que les ayuda a presionar, a dejar sin aliento al rival, pero también a cierta precipitación en las acciones que se aproximan a los dominios del portero. Así le ocurrió contra Osasuna, donde especialmente Nico Williams hacía bueno aquello de ‘la potencia sin control no sirve de nada’.
El pequeño león y su hermano fueron quienes llevaron mayor peligro a los dominios de Aitor Fernández. Con el apoyo de Sancet y Guruzeta en esa primera línea de presión agobiaron a los navarros, que veían la bola como el hambriento que ve pasar al camarero sin que este le sirva. De todos modos, no es un plato de mal gusto, vaya el ejemplo hostelero, para los de Jagoba Arrasate no tener el balón.
Osasuna, cómodo en defensa
Puede que los rojillos sean el equipo con más paciencia del campeonato. Ya le pueden llegar y llegar que encaja todos los golpes sin pestañear. Tiene un bloque compacto y, por si derriban ese muro, aparece un portero que en ocasiones se disfraza de meta de balonmano para negar goles cantados. Como el que le detuvo a Guruzeta cuando este cazó un remate suelto en el área. O como el pie que sacó a centro envenenado de Nico Williams evitando el remate a placer de su hermano Iñaki, ya en la segunda mitad.
El Athletic lo había intentado todo, con efectividad en la presión, ritmo alto en la conducción, sin casi pasar por el centro del campo, buscando la velocidad y el desborde por las bandas o con disparos lejanos. Especialmente desafortunado Zárraga en ese arte del golpeo. Tampoco mucho mejor Sancet.
Gol anulado a Guruzeta
El plan, a pesar del dominio y de las llegadas bilbaínas -y de los muchos saques de esquina-, le salía a la perfección una vez más al estratega Arrasate. El técnico rojillo veía cómo pasaban los minutos y su portería se mantenía inmaculada. Marcó Guruzeta, sí, a la hora de encuentro, pero estaba claramente en fuera de juego el mayor de los Williams al inicio de la jugada. Sólo le faltaba a Osasuna la aportación de los de arriba para sacar algo más que un empate. Budimir había aparecido una vez en una acción atropellada en la que no pudo rematar a puerta. De Moi y Abde, nada de nada.
Los cambios, sin embargo, no le dieron lo que buscaba. Y el Athletic, viendo lo inoperancia ofensiva del rival, acumuló más hombres arriba con la entrada de Muniain desde el banquillo. Llegaron entonces, ya en los últimos 20 minutos, las dos mejores ocasiones, una para cada Williams. Nico remató en el segundo palo solo pero con el cuerpo mal posicionado y mandó su remate fuera. Iñaki pasó el esférico a Aitor en vez de rematar en un mano a mano. Lo que le suele pasar, que el gol no es lo suyo por mucho que juegue de delantero.
De ahí que Valverde mandara al campo a Raúl García, exrojillo, y al búfalo Villalibre. Fuerza bruta para rematar hasta las piedras. Sin embargo, el que remató y estuvo a punto de marcar fue Osasuna con un pase filtrado a Manu Sánchez al que sólo la pronta salida de Unai Simón le impidió el gol de la victoria en el minuto 89. Menuda oportunidad. La clara demostración de que los goles brillarían por su ausencia con un reparto de puntos que dejó más felices a los visitantes que a los anfitriones.
Jugador Flashscore del partido: Sancet (Athletic de Bilbao).
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