En la vida existen varios tipos de rupturas. Están aquellas que, después de un periodo agobiante, liberan. Existen otras que, en contraste, generan un sentido de ausencia profundo. Difícil de llenar. En el manual de los duelos surge un parágrafo que expone otro tipo de partida. Esa que, pese al transcurrir del tiempo, sigue ocurriendo y que no se ha roto del todo. 

La última premisa ejemplifica la incómoda situación que vivirá Unai Emery. El entrenador, que fichó con el Aston Villa en octubre, tendrá que enfrentarse a un equipo que le dio la oportunidad de relanzar su carrera. 

Unai Emery vuelve a verse las caras con el Villarreal. El submarino amarillo confió en el director técnico después de su aprubta salida del Arsenal. En Londres el vasco no dio pie con bola. No clasificó a la Champions League en dos temporadas. Su gran logro fue el hecho de alcanzar la final de la Europa League en el 2018, en donde los gunners perdieron con el Chelsea.

Emery debutó con el Aston Villa por todo lo alto. Los suyos superaron con tranquilidad al extraño Manchester United de Erik Ten Hag. El neerlandés aún no encuentra la estabilidad deseada en Old Trafford. El ibérico, en cambio, parece ir por buen camino. 

El partido tendrá lugar el 15 de diciembre. Los ingleses, al igual que los españoles, necesitan establecer el nuevo sistema táctico. La directiva del equipo británico decidió despedir a Steven Gerrard. Emery fue la gran apuesta del cuadro de Birmingham. El vasco ya había sido tentado con antelación por el Newcastle. En ese entonces, no aceptó la oferta de las urracas y optó por permanecer en La Cerámica. En octubre, su partida fue real. El planteamiento de los villanos cumplió sus expectativas y su fichaje no se hizo esperar.