El desierto de Catar exhibe un oásis constituido por las lágrimas de las estrellas que poco a poco se despiden de la Copa del Mundo. La competición de Oriente Próximo es un cúmulo de emociones. El partido protagonizado por Marruecos y Portugal así lo refleja. Ocho minutos de tiempo añadido. Un equipo generando opciones de peligro con más de cinco delanteros; el otro defendiendo con un extraño 6-4 que, sin lugar a dudas, llamará la atención de Diego Simeone.
Más allá del cuestionado esquema, la noticia es una: Marruecos está en las semifinales del Mundial. Es el primer equipo africano que alcanza la instancia. El solitario gol de En-Nesyri ha sido más que suficiente para derrumbar el sistema que implementó Fernando Santos.
Marruecos y Portugal han protagonizado un partido de alta tensión. Los africanos, que venían de superar a España en los octavos, han liquidado a los lusos con un planteamiento defensivo y solidario. Sin el balón, todos los integrantes de la plantilla de Walid Regragui marcan. No dejan ni un espacio del terreno libre. Machacan, presionan, molestan.
El trabajo físico de Marruecos es impresionante. Contra España, los africanos recorrieron una distancia media de 15 kilómetros. Ante Portugal, la situación ha sido similar. Los lusos dominaron el manejo de la pelota. A diferencia de España, que buscó la circulación del esférico para crear acciones de riesgo, los de Fernando Santos intentaron generar peligro en la defensa marroquí a través de un fútbol directo y, por momentos, predecible.
En el bando marroquí el gol siempre estuvo al acecho. Las transiciones rápidas que efectuó por la banda derecha Hakimi han sido claves para ello. El lateral del Paris Saint Germain conectó con Ziyech de primera. La defensa portuguesa veía como los dos africanos avanzaban y no les podían frenar.
Amrabat, el encaje del mediocampo marroquí
El jugador que sí consiguió cortar todas las acciones contrarias fue Amrabat. El centrocampista de la Fiorentina demostró que es uno de los deportistas de la Copa del Mundo. Su positiva gestión evitó la circulación de la pelota de los lusos.
Sin movilidad, Portugal intentó más con el corazón que con el juego acercarse al arco de Bono. En algunos momentos hizo temblar al portero del Sevilla. Bruno Fernandes, por ejemplo, envió un balón al poste en el cierre de la primera parte.
El gol, sin embargo, llegó por el equipo menos ofensivo. Marruecos, que manejó la posesión del balón en un 23 %, utilizó el método portugués. Creó una transición defensa ataque gracias a una mala entrega lusa. Trianguló y, después de tres pases, un balón centrado desde la banda izquierda se encontró con En-Nesyri, que definió de cabeza el 1-0.
El tanto marroquí ocurrió en el minuto 44. Un gol de vestuarios. Fernando Santos, a pesar de las advertencias africanas, decidió no modificar el esquema. Salió con los mismos futbolistas que disputaron la primera parte y se topó con una realidad inédita: Marruecos no aflojó y le obligó a llamar a un deportista que es un arma de gol: Cristiano Ronaldo.
Con el ingreso de Ronaldo, Portugal se dedicó a proyectar centros y pelotas al vacío. Ronaldo no es el mismo. No llega de la misma manera a los balones largos. Define con una menor fortaleza. Se muestra ansioso, impulsivo.
Ni Ronaldo consiguió romper la férrea defensa marroquí. Los africanos, resguardados en su propia área, le entregaron por completo el esférico a los lusos. Bono, que no había sentido tanto peligro en la primera parte, empezó a lucirse. El guardameta sevillista frenó, en particular, un disparo de Joao Félix que iba directo a la portería.
Bono mantuvo el cero. Marruecos aguantó ocho minutos de tiempo añadido. Perdió a un jugador por doble amarilla en el descuento y, después de un sufrimiento desmesurado, aseguró su clasificación a las semifinales de Catar.
Cristiano Ronaldo se despidió entre lágrimas de las Copas del Mundo. Su mejor actuación ocurrió en Alemania 2006, cuando alcanzó las semifinales y perdió con Francia.
Marruecos enfrentará al vencedor de la serie que protagonizan Inglaterra y Francia. Los africanos son, de lejos, la gran sorpresa de Catar 2022.