Si ya de por sí hay tensión en cualquier Madrid-Barça, cuando en juego está un título, las revoluciones se multiplican por mil. Así se explica el ritmo endiablado que impusieron ambos en esos primeros instantes en los que Araujo fue protagonista para lo bueno y lo malo. A punto estuvo de enganchar un pase de Pedri a balón parado y se jugó la expulsión con una patada al tobillo de Vinicius en un balón que ya había salido por la banda.
Se gustaban más los de Xavi con un dibujo asimétrico en el que Pedri se colocaba por detrás de Lewandowski y dejaba la izquierda solo para Balde. Y mientras los madridistas se preocupaban por detectar al canario, el polaco, menos vigilado, aprovechó para soltar un latigazo que acabó en el palo previo paradón de Courtois. Balde, que llegó antes que nadie al rechace, mandó su remate al cielo de Riad.
Era la consecuencia de un plan de partido que beneficiaba a un Barça que presionaba no tan arriba como acostumbra, tomando menos riesgos y equilibrándose mejor cuando perdían la bola. Si esto lo hubieran hecho en Champions contra otros grandes, protegiéndose con más cabeza, lo mismo no estaban ya eliminados. Pero con esta nueva idea, su ímpetu y buena colocación les daba aún para impedir que Kroos y Modric entraran en juego.
Benzema perdona, Gavi ejecuta
Sufría el Madrid, pero está acostumbrado a vivir en ese alambre. Es como nadar entre tiburones a sabiendas de que tu jaula, en este caso Courtois, está bien cerrada. Con poco crea mucho y Mendy, cuando Vinicius le dejó la banda, sacó un centro extraordinario que Benzema, buscando el contrapié de Ter Stegen, envió fuera de cabeza. Una gran oportunidad enviada al limbo.
A pesar de ese susto, el plan del partido seguía beneficiando a los catalanes. Y tuvieron la recompensa a su mejor juego con el gol de Gavi superada ya la media hora de juego. Rudiger, que poco antes había recibido un golpe en la cabeza, dio un balón envenenado a Camavinga que este, muy presionado y de espaldas, no pudo mantener. Fuego amigo. Busquets robó el cuero, encontró a Lewandowski y este, que ya tenía la acción en su mente, habilitó a un Gavi que marcó los tiempos para que Courtois se venciera y pusiera al Barça por delante con un remate cruzado con la zurda.
El Madrid no encontró respuestas. Al contrario, se desarboló por completo. Y cuando uno no encuentra el camino y se ve impotente tras horas de búsqueda, toma decisiones desesperadas. Como Carvajal, que fue a cortar un balón siendo el último defensor y se olvidó de Gavi. Grosero error. El sevillano, habilitado por De Jong, esperó que Rudiger se le acercase y dejase suelto a Lewandowski para darle el pase perfecto y que el polaco solo tuviera que empujarlo a la red. Desatado el Barcelona, los de Ancelotti pidieron el descanso como el que necesita oxígeno para respirar.
La magia de Gavi
Con 0-2 y el baño recibido, el defensor del título necesitaba agitar el árbol, arriesgar si quería meterse de nuevo en el duelo. La solución, Rodrygo por Camavinga. Pero no cambió nada. Al contrario, porque en defensa seguían las mismas inseguridades, especialmente las de Rudiger, que era un flan. Menos mal que, para el Madrid, Courtois estaba allí para achicar agua y negarle a Dembélé el que hubiera sido el tercero del Barça. El pase que habilitó al francés, por cierto, de Balde tras una carrera prodigiosa y plena de potencia.
La superioridad blaugrana era tal que los blancos daban hasta lástima. Parecían gigantes jugando contra juveniles. Y para mayor mérito, en una final, esas que el Madrid no juega, las gana. No iba a ser esta vez. Aunque hubo unos minutos en los que los de Ancelotti quisieron convertir el encuentro en un ida y vuelta y contagiaron su locura al rival. Xavi se retorcía viendo a los suyos correr como pollos sin cabeza. No duró demasiado el descontrol porque De Jong, Pedri y Busquets recuperaron la posesión.
Y cuando el Barça tocaba, el tercer gol se olía... y llegó, claro que sí. Otro error en la salida de balón, este de Ceballos, lo aprovechó Gavi para entrar en el área, detener el tiempo a la espera de que su colega Pedri llegase en el segundo palo, y cederle el honor de firmar la diana. Espectacular lo de Gavi.
Por orgullo, el Madrid siguió luchando. De ahí que Ter Stegen también tuviera que poner su granito de arena para levantar el título desviando un gran remate de Rodrygo. Y que en los últimos minutos se aproximasen a los dominios del alemán hasta que Benzema, después de múltiples intentos, perforase el muro y anotase el tanto del honor.
No hubo celebración alguna con el 1-3. Era el día de Gavi y su pandilla. El de Busquets levantando su primer trofeo como capitán. El de Xavi estrenando su palmarés como entrenador del Barcelona, el nuevo supercampéon de España.
Jugador Flashscore del partido: Gavi (Barcelona).
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