El traspaso del año tiene nombre y apellidos. Kyrie Irving, que había solicitado recientemente el traspaso a los Brooklyn Nets, hará las maletas rumbo a la Conferencia Oeste para viajar hasta Texas, donde jugará en los Dallas Mavericks junto con otra de las estrellas de la liga y candidato al MVP como es Luka Doncic.
Desde que se conoció que Irving quería abandonar Nueva York esta semana, varios equipos como Los Angeles Lakers, los Clippers, los Miami Heat o los Phoenix Suns habían sonado como posibles destinos del ocho veces All-Star y campeón con los Cleveland Cavaliers junto con LeBron James en 2016.
Para acompañar a su jugador franquicia en su objetivo de ganar el anillo, los Mavericks enviarán a los Nets a dos de sus titulares como son Spencer Dinwiddie (que ya jugó en Brooklyn cinco temporadas hasta su grave lesión de rodilla) y Dorian Finney-Smith, así como una primera ronda del Draft de 2029 y las segundas rondas de los Drafts de 2027 y 2029. Además, Dallas recibirá también a Markieff Morris como parte del traspaso.
Irving-Brooklyn, una relación imposible
La historia de Irving con los Nets ha estado lejos de ser idílica. Aunque parecía que iba a formar un trío histórico con James Harden y Kevin Durant, las lesiones y otros factores como la negativa del propio Irving a vacunarse contra el COVID-19 hicieron que el "Big Three" se desmorase y solo coincidieran 16 partidos en pista.
Además, el jugador nacido en Melbourne fue suspendido esta temporada tras una polémica por promocionar una película presuntamente antisemita y solo ha jugado 143 partidos en los últimos cuatro años, por lo que sin duda se trata de una de las estrellas más peculiares de la liga estadounidense.
Lo que es innegable es su calidad. Irving, en los 40 partidos disputados en lo que va de curso baloncestístico, promedia 27,1 puntos, 5,1 rebotes, 5,3 asistencias y 1,0 robos de balón por noche, con lo que si el plan sale bien, Doncic podrá por fin tener a un jugador de su talla a su lado para optar a ser campeón por primera vez en su carrera.