F1: Verstappen reina en Suzuka, McLaren firma un gran doblete y Aston Martin condena a Alonso

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Paseo de Vestappen en Suzuka, doblete de McLaren y visita "a los leones" para Alonso

Verstappen, a otro nivel en Japón.
Verstappen, a otro nivel en Japón.PETER PARKS / AFP
El neerlandés se convirtió en el emperador del país nipón, con 19,387 segundos de margen respecto a su más inmediato perseguidor, tras sumar una nueva victoria que deja todavía más cerca su tercer campeonato del mundo, ya decidido desde este 24 de septiembre a nivel de fabricantes.

Max Verstappen (25) llegaba a la cita dominical con las mejores sensaciones posibles porque había olvidado lo ocurrido en Singapur con una regularidad envidiable a lo largo del fin de semana. Fue la gran referencia durante las tres sesiones de libres y prolongó su dominio en la clasificación. Se llevó una nueva pole y sólo Charles Leclerc, en la Q2, fue capaz de arrebatarle la primera posición en algún momento. El monegasco, sin embargo, salió cuarto.

Un comienzo accidentado

A Red Bull le interesaba tener una salida tranquila, en la cual pasaran muy pocas cosas, pero la calma se desvaneció desde que los semáforos se pusieron en verde. Multitud de contactos entre coches, tanto en la zona delantera como unos metros por detrás, provocaron que el safety car tuviera que aparecer recién comenzada la carrera. Los dos representantes de Alfa Romeo (Guanyu Zhou y Valtteri Bottas) y Esteban Ocon dejaron muchos restos en la pista.

Sergio Pérez, quien no salió airoso en ese convulso arranque, se vio obligado a entrar en boxes allá por la tercera vuelta. Retrocedió hasta casi el final de la parrilla y acabó abandonando al ver que su monoplaza no iba a responder, una situación radicalmente opuesta a la de Fernando Alonso, que tiró de maestría para cambiar la décima plaza por la sexta, justo por detrás de un Carlos Sainz que se vio presionado por el asturiano -con blandos-.

El día de Piastri

Entretanto, la lucha por el oro empezaba a decidirse. Lando Norris adelantó a Oscar Piastri y mantuvo un buen ritmo para acercarse a un piloto que, sin duda, está en una galaxia diferente al resto. Las grandes batallas no estaban precisamente ahí, sino, por ejemplo, entre los Mercedes (Lewis Hamilton y George Russell), que incluso llegaron a jugarse su continuidad porque ambos fueron al límite, lo cual debió generar algún que otro microinfarto en el seno del equipo.

Más allá del actual líder de la general, era el día de Piastri. La resistencia de Russell tenía fecha de caducidad y el australiano dio el paso definitivo para escalar hacia el podio. Esa misma jugada la repitió Leclerc, para desgracia del corredor de Mercedes, que no pudo aguantar tampoco frente a Hamilton y Sainz. El madrileño, que había reinado en Singapur una semana atrás, llegó a soñar con hacer un último adelantamiento. Le faltaron kilómetros para tener el margen de maniobra suficiente.

La alegría va por barrios

Aston Martin condenó a Alonso, muy enfadado por la toma de decisiones, con una prematura parada (en la duodécima) que no le dio ninguna ventaja. Su ira aumentó cuando se vio incapaz de rebasar a Ocon, principal motivo por el cual volvió a cambiar de ruedas cuando todavía faltaba la mitad del recorrido. Le salió bien porque el undercut sirvió para dejar atrás al francés y pudo empezar a mirar de forma directa hacia la zona de puntos, aunque tuvo que conformarse con acabar octavo.

La escudería austriaca, por contra, tiene motivos para seguir sonriendo. La frustración por ver a Checo fuera de combate desapareció durante una cita que fue muy plácida en el caso de Supermax. Este último es el principal culpable de que la lucha por el título de fabricantes ya esté decidida matemáticamente. Ni siquiera fue necesario el mexicano, lo que refleja muy bien el devenir de una temporada cargada de buenos momentos para el mejor equipo de la Fórmula 1.