Croacia maneja a De Bruyne, empata e impulsa el fracaso Mundial de Bélgica en Catar

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Croacia maneja a De Bruyne, empata e impulsa el fracaso Mundial de Bélgica en Catar
Romelu Lukaku, delantero de Bélgica
Romelu Lukaku, delantero de BélgicaProfimedia
El tercer mejor equipo en Rusia 2018 se despide en Catar en la fase de grupos. El equipo croata sorprende a los belgas con un planteamiento inteligente en donde la defensa sobresalió. El miedo y la ansiedad de encontrar el gol afectó a los Red Devils, que vivieron un infierno en Oriente Próximo

El tiempo es cruel. Directo. Los minutos pasan, se transforman en horas. En días. En semanas. En años. Del 2018 a Catar han transcurrido cuatro inviernos. Una Eurocopa, dos UEFA Nations League. Una Copa América. En Bélgica, el reloj no siguió su camino. Se quedó en Rusia. En la generación dorada que, comandada por un excelso Eden Hazard (31), alcanzó la tercera plaza de la Copa del Mundo. 

Un gol era el puente hacia los octavos. Mertens (35), Thorgan Hazard (29), De Bruyne(31), Witsel (34). Tantos nombres con llegadas y, aún así, Bélgica no concretó.

El miedo es el peor aliado del ser humano. Bélgica salió con temor. Con la necesidad de ganar. La caída ante Marruecos en la segunda jornada obligaba a los Red Devils a sumar. Era una obligación. Croacia, por su parte, tenía que empatar para clasificar. 

Desde el minuto 1, parecía que el equipo necesitado de puntos era Croacia. Perisic sorprendió a Thibaut Courtois (30) con un remate cruzado que por poco entra en la portería del madridista. Modric (37) corría como nunca. Kovacic (28) y Brozovic (30) recuperaban los balones muertos, gran debilidad de los subcampeones del mundo. 

La soledad de De Bruyne

Bélgica  era un mar de dudas. De Bruyne estaba solo. Carrasco no desbordaba. Mertens dejaba escapar oportunidades claras, tanto así que Roberto Martínez le sustituyó en el segundo tiempo. Romelu Lukaku (29) era la solución para él. Sin embargo, el ariete del Inter de Milán terminó transformándose en parte del problema.

Después de una primera parte para el olvido, Bélgica buscó constantemente inquietar el arco de Livakovic (27). Las acciones llegaban. El gol se resistía. Lukaku perdió dos remates claros. Uno solo, bajo el arco. El delantero no remató con el pie. La rodilla envió el balón lejos de la portería. Todo un país se lamentó. 

“Estamos muy viejos. Nuestra oportunidad era en Rusia”. Las declaraciones de Kevin De Bruyne han sido una profecía. En la segunda jornada, después de perder por 2-0 contra Marruecos, el final de la generación dorada de Bélgica era previsible. 

Lukaku está lejos de su mejor nivel. Eden Hazard, que hace cuatro años se adueñó con la banda de capitán, ni siquiera es suplente en el Real Madrid. Thibaut Courtois vive dos realidades: en el Real Madrid es el portero de ensueño. En la selección comete fallos propios de un juvenil. 

De aquella selección de 2018 existen pocos nombres que continúan exhibiendo su máximo nivel: Axel Witsel y Kevin De Bruyne. El centrocampista del Atlético de Madrid sorprendió a Diego Simeone. Ante las lesiones de José María Giménez y de Felipe, el entrenador argentino impulsó a Witsel a ubicarse como central. Rindió y de gran manera en ese espacio. De Bruyne es el más constante de Bélgica y del Manchester City. Inamovible en ambos entornos. 

Solo un número

Mientras que en Bélgica la edad ha sido uno de los causales de la eliminación, en Croacia no es un inconveniente. Luka Modric es como el vino: se hace mejor con el paso del tiempo. Con 37 años, cabalga, recorre, traslada. Es impresionante la capacidad física del centrocampista, que lideró, una vez más, la plantilla de Zlatko Dalić.

El tiempo también le ha pasado factura a Croacia. Mandzukic, una de las figuras del plantel en Rusia, está retirado. Modric, pese a evidenciar una forma física exuberante, ve el final de su carrera como futbolista cada vez más cerca. Perisic (33) es renovado año a año. Rakitic (34) dejó el Barcelona. El equipo, sin duda, no es el mismo. 

A diferencia de los belgas, Croacia se adaptó a la edad de su plantilla. Dalic estructuró una base sólida, independiente a la edad de los integrantes. Mezcló a jóvenes como Joško Gvardiol (20) con Dejan Lovren (33) y, con sufrimiento, obtuvo el anhelado boleto a los octavos de final. 

Al quedar como segundo, el equipo ajedrezado enfrentará al ganador del grupo E. Marruecos avanza como primero y acompañará a Senegal en la siguiente fase de la competición. Bélgica regresa a casa con una generación destrozada. De Bruyne se ha quedado sólo. Ahora existe un Hazard (Thorgan). Lukaku, Mertens, Anderweilend y Vertonghen Alderweireld cierran de forma abrupta una brillante carrera en la selección, que incluso les dejó a las puertas de disputar una final.