Van Aert es uno de los gregarios de lujo del líder del Tour, al que sólo le queda ya una etapa, la penúltima, con ciertas complicaciones. 

La distancia, en todo caso, que le ha sacado ya a Pogacar, si bien el esloveno asegura que no se va a rendir aún, hace que entre el Jumbo, su equipo, y sus compañeros, le hayan dado vía libre para decidir lo que estime oportuno. 

"Como todo el mundo sabe, Sarah está embarazada. Las cosas se están poniendo un poco más complicadas en casa. De acuerdo con el equipo hemos decidido que mi sito está ahora en casa. El médico nos ha dicho que el parto es inminente y es por eso que me voy", ha desvelado en un vídeo publicado por su escuadra el mismo Van Aert. 

"Es un sentimiento extraño, pero no un dilema, la decisión ha sido fácil de tomar. Siempre he dicho que volvería a casa cuando mi mujer me dijera que me necesita. Ese momento ha llegado. Mis compañeros de equipo comprenden la decisión y me respaldan al 100 %. Estos siete chicos lo harán bien hasta el final del Tour", ha proseguido el belga. 

Se marcha, eso sí, con la espinita clavada, al margen de no poder llegar a París, de no haber conseguido una victoria de etapa cuando tenía piernas para hacerlo.