El tenista gijonés llegaba a Bulgaria como cabeza de serie y clasificado directamente para los octavos de final, pero no le ha servido finalmente para nada. Marc-Andrea Huesler, el número 95 del ranking ATP, ha sido el encargado de poner fin a su andadura en el torneo, que ha durado un poco menos de dos horas. Algo más de 30 minutos para cada una de las mangas.
Carreño perdió el servicio con 2-1 en contra y ese fue el primer paso para no sumar el primer punto del partido. Aunque no desistió, su empuje fue insuficiente para incomodar al suizo, que no falló cuando le tocó sacar. Cerró en 6-3, sin provocar ninguna doble falta (por una del rival) y con muchísimos más golpes ganadores (17 frente a 7).
Encajado ese primer golpe anímico, y lejos de venirse abajo, el asturiano fue cogiendo confianza y hasta se apuntó casi todos los juegos por la vía rápida, a excepción del que supuso el 3-4 a favor, previo al 3-5. Huesler perdió el servicio y Carreño no desaprovechó la oportunidad de emular el mismo resultado que se había dado unos cuantos minutos antes (3-6).
Con todo por decidir en el tercero y último, en el apartado anímico cabía esperar que fuese Pablo quien partiera con algo de ventaja, pero esto no se vio reflejado a lo largo del set. Tras el 1-0 del suizo, establecer la igualada costó horrores: Marc-Andrea desperdició un punto de break, por tres de su oponente, que no falló a la cuarta. El intercambio de golpes paró en seco tras el 3-2, porque Carreño necesitaba sumarse el tanto y fue incapaz; de hecho, muy sorprendentemente, se quedó en blanco. Y Huesler, ante su gran oportunidad de tumbar al número 14 del ATP, perdonó una bola de partido, pero no más (6-2).
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