Detroit Pistons termina el año con una sonrisa después de unas semanas muy frustrantes y sin apenas alegrías. Venían de forzar la prórroga en la complicada pista de los Boston Celtics, invictos como locales desde el inicio del curso, y este sábado se impusieron a los Toronto Raptors en un emocionante partido. Se trata de un triunfo con muchísimo peso a nivel anímico después de cosechar tantas decepciones.
El conjunto visitante partía como claro favorito, pero en ningún momento pudo hacer gala de esa superioridad -están en la duodécima plaza de la Conferencia Este y aspiran a colarse en el Play-In-. De hecho, los anfitriones llegaron a dominar con un margen de dos dígitos antes (52-42) y después del descanso (60-50). Este colchón, en cambio, desapareció de forma progresiva y eso permitió que los canadienses tuvieran opciones de vencer.
Había que remontarse a finales de octubre para dar con el último resultado positivo del equipo comandado por Monty Williams, quien durante este larguísimo periodo de tiempo (dos meses) ha insistido varias veces en su agradecimiento a los jugadores por el esfuerzo realizado. Más allá del orgullo, esta vez habrá acabado contento gracias al marcador (129-127), al contrario que Darko Rajakovic, técnico visitante, obligado a buscar soluciones ante la mala dinámica.
El buen hacer de Pascal Siakam (35 puntos, cinco rebotes y cuatro asistencias) resultó en vano, y eso que tuvo varios aliados durante la penúltima noche del año, entre ellos Dennis Schröder (30P y 9A) y Scott Barnes (22P, 9R y 2A), quienes acariciaron el doble doble. Por parte de los Pistons, Cade Cunningham volvió a ser el líder en el apartado ofensivo gracias a unos registros (30P, 3R y 12A) que, al fin, tienen premio. Su compañero Jalen Duren dominó en la pintura (18P, 17R y 2A).
Las estadísticas del choque están disponibles en Flashscore.