Sin la estrella de los Mavericks seguramente también habrían perdido, pero los eslovenos apenas pudieron plantar cara a un equipo americano que utilizó su poderío físico e intensidad defensiva para aplastarlos. 

Sólo duraron vivos el primer cuarto, el tiempo en el que los lanzamientos exteriores, con un acertado Zoran Dragic, entraron. En cuanto fallaron, como ante España, ya no tuvieron nada que hacer. 

Al descanso, el 47-31, tras varios robos y letales contragolpes, estaba todo visto para sentencia. 

Tras la reanudación, tampoco necesitó muchos esfuerzos para seguir amasando ventaja. Ni siquiera utilizar el arma de los triples. ¿Para qué? Si podían machacar el aro contrario cuantas veces quisieran...

Por eso se entró al último cuarto con un 67-49 que no reflejaba la verdadera diferencia entre ambos combinados. Y por eso, con un triple de Glas, se recortó hasta un -13 en los inicios de ese round final.

Pero ahí se volvieron los americanos a poner las pilas y a acumular canasta tras canasta al tiempo que ajustaban sistemas y se preparaban para la final del torneo, la que les enfrentará a su némesis, España, a partir de las 21.30 horas. 

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