Desde el inicio la batalla entre ticos y germanos estuvo marcada por las primeras veces. La francesa Stéphanie Frappart, colegiada con una reputación impecable en Ligue 1 y en Europa, abrió una puerta importantísima para el avance de las mujeres dentro del planeta fútbol.

De hecho, eso fue los más importante de un desequilibrado choque en el que Gnabry inauguró el marcador en una de las primeras ocasiones que tuvo para marcar y Alemania tuvo enfrente a un rival de un nivel tan bajo que parecía que fuese la primera vez que disputaba un torneo de las dimensiones de una Copa del Mundo.

En ocasiones, la pelota pasa a un segundo plano cuando al mismo tiempo se está gestando un hito de capital importancia para el desarrollo de la humanidad. Además, fue aún más fantástico porque Frappart abrió la veda a la mujeres dentro de la máxima competición internacional en Catar, un país en el que los derechos de estas brillan por su ausencia y poco más que las tratan como animales.

Me complace pensar que más de un jeque estaba en la grada, o en su burbuja de oro, rabiando por ver que alguien del “sexo débil” es capaz de hacerlo igual o mejor que cualquier hombre. Por suerte, el orgullo no se puede comprar. Y la colegiada enorgulleció a la gran mayoría de las personas civilizadas.

Mientras tanto los hombres de Hansi Flick seguían asediando el área de Keylor Navas, pero les fallaba la puntería. La poca actividad de la defensa alemana provocó algún despiste que casi acaba en susto. En ocasiones, no materializar la superioridad se termina pagando, como les sucedió contra Japón en el debut.

Tanto se asimilaba la situación, que en un abrir y cerrar de ojos dos goles de Costa Rica condujeron a los europeos a revivir su peor pesadilla. Tejeda y Neuer en propia meta aprovecharon la bajada de tensión de sus rivales para hacer estallar momentáneamente el Grupo E y colocar fuera de los octavos a las dos favoritas.

Con Timo Werner viendo el Mundial desde su casa, a Alemania le faltaba pólvora. Debió salir Havertz para igualar la contienda. Sin embargo, el gol tampoco confortaba a la campeona de 2014, que estaba cerca de darle el pase a su archienemiga España, que no estaba haciendo los deberes ante el combinado nipón.

Stéphanie Frappart había elegido un buen día para hacer historia. Estaba formando parte de un espectáculo que se iba a colar en el recuerdo de los aficionados para siempre. Al mismo tiempo, ella conseguía pasar desapercibida. Es lo mejor que se puede decir de una árbitra.

Un quiero y no puedo

Todo estaba en contra para los germanos. Se iban a quedar fuera de la Copa del Mundo por segunda vez consecutiva. Un hecho sin precedentes. Un absoluto drama futbolístico de una de las mejores selecciones de todos los tiempos. También era la primera vez que esto sucedía.

Desde la federación alemana tienen mucho que hacer por delante. Ya no es una cuestión de saber llevar el cambio de generación, sino que deberán revisar muchas cosas a nivel estructural. No se puede ir a una cita de esta magnitud con una convocatoria desequilibrada, sin delanteros ni laterales derechos, y pretender ser la misma de siempre.

Costa Rica, por su parte, no pudo aguantar tanto temporal. Lo dieron todo y no les llegó para plantar cara hasta el final a la Mannschaft. La generación que le dio todo al país centroamericano cayó con honor en su último servicio defendiendo la camiseta costarricense.

Sin duda, la primera vez que una mujer fue protagonista activa de un encuentro del Mundial la cosa salió bien. Un magnífico inicio para seguir confiando y trabajando en que ellas tengan un papel de responsabilidad dentro de un negocio reacio a abrir ciertas puertas.

Jugador Flashscore del partido: Jamal Musiala

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