Hacía tiempo, mucho, que la afición sevillista no se llevaba una alegría como la que ha vivido contra el Elche. Los ilicitanos son un equipo deshauciado que aún no conoce la victoria después de 19 partidos disputados, toda la primera vuelta. Aun así, ya sin nada que perder, salieron valientes al Pizjuán, con líneas de presión muy altas y disfrutando de un cabezazo de Lucas Boyé que salvó bajo palos Bono con una estirada de mucho mérito.
Fue, por desgracia para ellos, lo único que rascaron en el partido. Antes había probado Rakitic, de golpe franco, los puños de Edgar Badía. Pero tampoco el Sevilla, que había ganado sus dos duelos anteriores como local, se encontraba cómodo ante el ida y vuelta que propusieron los de Machín. Muy precipitados, perdían muchos balones y permitían las contras del rival. Claro que los franjiverdes tienen menos peligro que un cuchillo de goma.
Cuestión de tiempo que se cansaran... o que los de Sampaoli encontrasen, con paciencia, cómo atacar la endeble zaga enemiga. Fue Acuña, que es otro desde que se proclamó campeón del mundo, quien se sacó un centro de rosca espectacular que atacó En-Nesyri comiéndole la tostada a Bigas. El marroquí, colgado del cielo de Nervión y con una fuerza brutal en el remate, impactó con el balón para batir a Badía y estrenar su condición de goleador en Liga esta temporada. Imparable.
Ay, Bigas
El tanto acabó con las ilusiones del Elche y puso más nervioso si cabe a Bigas. Badía hacía lo que podía, como desviar con la yema de sus dedos un disparo cruzado de Fernando que olía a golazo. Pero su central, ay su central. Un pésimo control dejó a Suso con una autopista sin peajes hacia la meta. Bigas lo placó y esto es fútbol, no rugby. Aunque Soto Grado le enseñó amarilla porque parecía que Roco podría haber llegado a frenar a Suso, desde el VAR le hicieron ver la acción porque era roja. Era el minuto 41.
Si con 11 ya no podían plantar batalla, con uno menos fue como ponerle la alfombra roja en un estreno cinematográfico al Sevilla. Y el que se vistió con esmoquin fue Acuña, otra vez él, pero en esta ocasión como ejecutor. Su zurdazo tras rechace de Diego González se coló como un misil. Se frotaban los ojos en las gradas con la nueva versión del lateral argentino mientras los visitantes protestaban un fuera de juego de Rakitic que no influyó en el gol.
Doblete de En-Nesyri y a otra cosa
Por si fuera poco el castigo, merecido eso sí, aún habría antes del descanso un tercero, doblete de En-Nesyri. A Óliver Torres le dejaron sentarse en la terraza del área, recrearse con las vistas del estadio mientras acariciaba el balón, hasta que se la puso a Suso y este, sin presión rival, vio el boquete entre los centrales para asistir a Youssef. 3-0 y al descanso. Y los sevillistas, nada acostumbrados al frío, cantando a pleno pulmón sin miedo a una faringitis.
En la segunda parte, el Sevilla siguió buscando el gol, pero sin exagerar, con mucha calma. No le merecía la pena hacerlo de otro modo con semejante resultado y ante un equipo enfrente con uno menos que se limitó a replegarse para no recibir una goleada de escándalo. Además, con la lesión en la primera mitad de Jesús Navas -pinchazo muscular- era suficiente como para arriesgar.
Sí hubo tiempo para intentar rehabilitar a futbolistas como Papu Gómez. El también campeón del mundo, como Acuña y Montiel, se llevó una pitada de su público al entrar y al tocar cada balón. Ni con una holgada victoria le perdonan su indolencia en los meses anteriores del Mundial. Aun así, a punto estuvo de callar voces de no haber intervenido Edgar Badía para rechazar su ajustado disparo ya casi al final.
El encuentro, salvo alguna parada más del portero ilicitano, llegó a su fin habiendo tenido sólo historia en su primera parte. Al Sevilla le sirve para respirar y ubicarse, a falta de completar la jornada, en la zona media baja de la tabla. Lo del Elche, con el 0 en su casillero de victorias en el ecuador de LaLiga, ya se comenta por sí solo.
Jugador Flashscore del partido: En-Nesyri (Sevilla).
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