Vestidos de blanco por completo, algo casi nostálgico para Cristiano Ronaldo, y con once rivales vestidos de rojo desde la camiseta hasta las medias, Portugal afrontaba la tercera jornada de la fase de grupos del Mundial de Catar. Y lo hacían sin nervios ni temores, al contrario que otras selecciones potentes (Argentina o España), y con la misma calma que reina ahora en el Algarve (al sur del país), donde las temperaturas no invitan a los chapuzones y la vida nocturna pierde mucha actividad.
Pese a la tranquilidad, el combinado luso tardó apenas cinco minutos en asestar el primer golpe, con la banda derecha como clara protagonista. Diogo Dalot se aprovechó de la mala colocación de Kim Jun-Su y bajó al suelo un fantástico pase desde el centro de la zaga. Superó con facilidad a su rival y encontró en el área a Ricardo Horta, cuyo debut en este campeonato llegó este mismo viernes. Un gol inolvidable para el atacante del Braga, nombre propio en el último mercado por su frustrado fichaje por el Benfica.
Ronaldo, fallón en ambas áreas
El portugués Paulo Bento, seleccionador de Corea del Sur, sufrió mucho desde la grada (estaba sancionado). El tanto anulado al mencionado Jun-Su, por fuera de juego en una acción a balón parado, sirvió como aviso para dejar claras las intenciones del cuadro oriental. Después, antes de alcanzar la media hora, llegó la válida diana de Kim Young-Gwon: mal despeje de Ronaldo en su área y ocasión de oro para el central, que batió a Diogo Costa.
El combinado europeo no tuvo problemas en jugar sin balón y aguantar en campo propio, aunque por supuesto sin renunciar al ataque. Cancelo lo intentó antes del empate y Dalot puso a pruebas al meta Kim Seung-Gyu poco después de que lo hiciera también Vitinha (en dos ocasiones), uno de los más vistosos del encuentro. El cinco veces Balón de Oro, cuya actuación no fue buena, pudo marcar justo cuando se acariciaba el descanso.
Son asiste y Hee-Chan golea
Con el 0-2 de Uruguay sobre Ghana al comienzo del segundo tiempo, los coreanos necesitaban tan solo un gol para poder alcanzar los octavos de final, pero conscientes también de que otro tanto de los charrúas ya obligaba a firmar un complicado 3-1 frente a Portugal. Con 45 minutos por delante, arriesgar e ir con todo a por la remontada no era aún una opción. Al contrario que en otras fases del juego, los asiáticos se replegaron en busca de un posible y letal contragolpe.
Son Heung-Min, con su máscara como símbolo identificativo, provocaba ruido cada vez que cogía el balón. Fueron menos veces de las deseadas, pero sí suficientes para hacer rugir al público e intimidar al oponente. Hwang In-beom provocó la estirada de Costa y protagonizó una de las oportunidades más claras de la segunda mitad, en una de esas salidas rápidas que tanto caracterizan a los de Bento. El futbolista del Tottenham empezó a ganar peso a lo largo de la segunda mitad.
No se puede decir que Corea del Sur no mostrara una versión ambiciosa, pero sí fue algo más estratégica. El seleccionador, cuando consideró que era el momento, hizo los cambios oportunos para mantener a su equipo activo. Entraron, entre otros, Hwang Hee-Chan, que revolucionó el ataque cuando tocaba correr. Fue el único capaz de acompañar a Son en la acción que provocó un sinfín de lágrimas en Uruguay; timing perfecto el de la estrella asiática para asistir a su compañero, que definió con calidad (minuto 91).
Jugador Flashscore del partido: Son Heung-Min.