El destino había hecho esperar a Novak Djokovic por casi dos años ( por culpa de la pandemia) para poder disputar de nuevo el US Open. El serbio, intratable en casi todos los partidos del 2023 (sólo sufrió en la tercera ronda contra su compatriota Laslo Djere), barrió a un Daniil Medvedev sofocado por el calor húmedo de Nueva York y marcó un antes y un después en la historia del tenis. 

Djokovic ha demostrado en el último año que está a la altura de los jugadores de época. Con 24 títulos de Grand Slam es imposible dudar sobre su nivel. Mantiene una dieta rigurosa. Entrena como un animal. Duró dos años sin consumir chocolate para seguir en forma. Es fuerte, potente y sabe manejar la presión de los partidos importantes. 

Sin duda, la noche del 10 de septiembre será recordada por todos los aficionados del tenis. ‘Nole’, entre lágrimas, homenajeó a Kobe Bryant. Saludó a un Daniil Medvedev desgastado que completó una función excelente. Festejó de forma merecida y consumó su venganza contra los organizadores del US Open, contra los expertos que no lo han valorado lo suficiente y contra los aficionados que dudaron de su estado de forma. 

Djokovic, además, se convirtió en el campeón más veterano del US Open, superando al australiano Rosewall (ganó la competición con 35 años en 1970). El primer abrazo después de esa épica noche fue para su hija. Luego salió en tromba a celebrar con su grupo de trabajo. 

Este lunes, arrancará su 390º semana como número uno de la ATP. Otra marca más que completó en Nueva York. Alcaraz necesitaba defender su título del US Open para permanecer en la cima del tenis. El murciano no fue constante y se ha decantado por tomarse un tiempo para descansar. Ni siquiera participará en la Copa Davis con España. 

Djokovic, por su parte, asegura que quiere seguir en el tenis mientras continúe en la cima. Una ambición admirable, más aún tras haberlo ganado todo.