Ambos tenistas habían vencido por la vía rápida cuatro de sus cinco encuentros en el Masters 1000 de Roma y encaraban este partido en plenas condiciones a nivel físico. Y eso que el jugador local ha estado más de tres meses sin competir debido a una sanción por dopaje, lo que no le ha impedido superar a rivales como Francisco Cerúndolo, Casper Ruud o Tommy Paul.
El intercambio de golpes se mantuvo hasta el quinto juego, cuando el italiano tuvo que salvar una bola de quiebre. Ninguno de los dos parecía dispuesto a conceder oportunidades al rival, pero Sinner ya había recibido ese mensaje de alerta que solventó de la mejor forma posible. El resto de Alcaraz se marchó fuera por muy poco.
La igualdad era total, como se esperaba, y hubo que esperar al tie-break para conocer al ganador del set inaugural. Eso sí, el murciano estuvo a punto de decir adiós al punto algo antes y hasta en dos ocasiones, aunque fue capaz de resistir y de forzar el desempate tras verse atascado en su último servicio. El 0-3 dio algo de tranquilidad al vigente campeón de Roland Garros, que luego disfrutó de un valioso 3-5 para acabar imponiéndose por 5-7.
Un auténtico recital
Por cómo se había desarrollado la manga anterior, era evidente que el cruel desenlace podía tener consecuencias notables en el apartado mental para Jannik. Y lo sucedido en el siguiente tramo así lo demuestra: Carlos aceleró, aprovechó y, con puño de hierro, le endosó un espectacular y abultado 0-5 que casi nadie podía esperar.
La situación era límite para el líder del ranking ATP, destrozado en su propia casa. El de San Cándido evitó el rosco con saque a favor, aunque apenas fue maquillaje en un marcador poco habitual en finales. Poco después, el pupilo de Juan Carlos Ferrero certificó la victoria con autoridad gracias a un extraordinario parcial de 1-6.