¿Y quién lo hubiera dicho hace un mes, cuando Daniil Medvedev cayó ante Holger Rune en cuartos de final en Montecarlo (6-3, 6-4)? Unas semanas más tarde, el ruso, que ha logrado barajar de nuevo las cartas en el circuito y en la temporada de tierra batida tras vengarse del danés en la final de Roma (7-5, 7-5), se convirtió por un momento en un protagonista del tenis mundial. Ahora, con la motivación en alza, apunta hacia un Roland Garros en el que no estará Rafael Nadal.

"Me gusta la tierra batida mucho más que antes", declaró el domingo tras su victoria. El juego que el actual número 2 de la ATP ha desarrollado en Italia nunca había sido tan impresionante.

El jueves, además de entrenarse, el ruso conoció la parte baja del cuadro de Roland Garros 2023, donde se encuentra. "Si fuera el número 3 y llegara a las semifinales del Abierto de Francia, sin duda jugaría contra Alcaraz o Novak en algún momento. Creo que es mejor ser el número 2 y tener esta oportunidad de no encontrarme con el número 1. Carlos y yo no podemos jugar entre nosotros antes de la final, y Novak tiene un 50% de posibilidades de no estar en mi sección del cuadro", admitió en la rueda de prensa. Y acertó de pleno, ya que el ruso evitó a Djokovic, al caer el serbio en la sección deAlcaraz del cuadro.

¿Favorito o no favorito?

En su opinión, la dosis de confianza que adquirió en el complejo deportivo del Foro Itálico fue beneficiosa. Daniil Medvedev ha trabajado muy duro para llegar hasta aquí. Tenía un rechazo crónico a las pistas de tierra batida, una alergia que hizo trabajar duro -a veces en vano- a su entrenador , Gilles Cervara, que comparaba la prueba con "navegar sin brújula". Pero el moscovita trabajó duro y escuchó los consejos de su entrenador, e inevitablemente, cuando tienes que soportar varios días de penurias, empiezas a sentir que has conseguido algo. Y eso es lo que ocurrió en la Ciudad Eterna.

"No sé vosotros, pero yo no me lo podía creer", dijo a su mujer y a su entrenador por el micrófono durante la ceremonia. "Sinceramente, no pensaba que sería capaz de ganar nunca un Masters 1000 sobre tierra batida. Lo odiaba, no me sentía bien y nada funcionaba".

¿Qué ha cambiado en el juego del número 2 del mundo para que pueda empezar a plantar cara a sus rivales en tierra batida? Sencillamente, sus movimientos. El deslizamiento, algo que no tenía en los últimos años, se ha añadido a su abanico de bazas. Mantener el peloteo, eso no es problema. Pero conseguir el movimiento adecuado sobre el ocre, eso es en lo que el ruso ha trabajado duro. E inevitablemente -con todas sus otras cualidades- dio sus frutos en un Masters 1000.

El jugador sigue siendo difícil de atrapar en el intercambio y ahora que domina los movimientos en esta superficie, es mucho más difícil sacarle del partido. Sin duda, su saque le facilitará la tarea en muchas ocasiones durante los quince días, sobre todo en los partidos a tres sets. Como ex ganador de un Grand Slam, sabrá cómo manejar los puntos importantes en estos partidos.

¿Cuál es la situación actual de Medvedev ? Está lejos de ser el gran favorito, como Alcaraz y Djokovic, pero puede, como Rune, Ruud o Tsitsipas, esperar conseguir algo aquí en Porte d'Auteuil. "Siento mi pasión por el tenis en pista dura, pero ahora prefiero la tierra batida. Le toca a él confirmar estas bonitas palabras en el mayor de los torneos sobre tierra batida.