Tras la victoria de Carlos Alcaraz, era hora de saber contra quién se enfrentaría en la final. Difícil elegir un favorito entre el número uno del mundo, Jannik Sinner, que cada vez se encuentra más a gusto sobre hierba, pero que el lunes estuvo a punto de caer ante Grigor Dimitrov, y el amo de la casa, Novak Djokovic, que buscaba su 25º título de Grand Slam, pero que sufrió un contratiempo físico en cuartos ante Flavio Cobolli.
Tras sufrir él mismo una lesión en el codo durante el torneo, Sinner atacó con fuerza y rompió en el tercer juego, sometiendo a Nole a una gran presión física y mental. El serbio hizo lo que pudo para mantener su servicio, pero no pudo hacer prácticamente nada contra el del italiano. Peor aún, cedió su saque por segunda vez, y el set, en un partido de demasiados errores no forzados, todo en 33 minutos. El futuro parecía sombrío.
Sinner, implacable
Y aún lo fue más cuando concedió otro break al principio del segundo set. Con un set de desventaja y un 3-0, Djokovic parecía impotente, pero lo bueno era que el público, como era de esperar, le animaba. Sin embargo, esto no cambió nada en el partido: Sinner estaba desplegando su tenis potente y efectivo, pero el serbio sólo podía confiar en su primera bola, que no fue suficiente para evitar que el número uno del mundo se llevara el segundo set.
Pero después de que el fisioterapeuta entrara en acción, Djokovic aprovechó un inesperado bajón en el rendimiento de su rival para romper y ponerse 0-3 por delante. ¿El partido encarrilado? Sinner se vio en apuros y escapó por poco de un doble break, pero el serbio no tenía "cuerpo" para mantener un nivel de juego tan alto durante tanto tiempo. El italiano rompió de nuevo en el 3-3 e invirtió completamente el impulso para cerrar el partido como el gran jefe que es ahora ante un Djokovic que simplemente no estuvo lo suficientemente fuerte esta tarde.
6-3, 6-3, 6-4, fue el rotundo marcador con el que Jannik Sinner ganó esta semifinal. El italiano no es el número uno del mundo por nada y, por primera vez, avanza a la final de Wimbledon para enfrentarse a su némesis Carlos Alcaraz. Para Novak Djokovic, no hay nada que lamentar: Nole fue derrotado por un rival más fuerte.