Andreeva, 38ª del mundo, se enfrentará el jueves en semifinales a la italiana Jasmine Paolini (15ª), que en el turno anterior de la pista central había derrotado a la kazaja Elena Rybakina (4ª) por 6-2, 4-6 y 6-4.
Desde el Abierto de Estados Unidos de 1997 y la suiza Martina Hingis no había una semifinalista del Grand Slam tan joven.
Andreeva, que tiene ahora 17 años y 29 días, está acostumbrada a batir récords de precocidad. Había llegado a octavos en Wimbledon (2023) y en el Abierto de Australia (2024), pero este Roland Garros es ya su mejor Grand Slam.
"Sinceramente, estaba realmente nerviosa antes del partido. Sabía que ella tenía ventaja", señaló Andreeva, en alusión a que en sus anteriores duelos ante Sabalenka no había logrado ganarle un set.
En la manga decisiva, Sabalenka tomó ventaja con un 'break' para ponerse 3-2, pero Andreeva no se desconcentró, le devolvió el quiebre de servicio a continuación y fue muy sólida en esa recta final.
Conchita Martínez (52), que como jugadora llegó a ser campeona de Wimbledon en 1994 y en Roland Garros fue subcampeona en 2000, entrena desde abril a Andreeva, después de haber dirigido en el pasado a Garbiñe Muguruza o a la checa Marie Bouzkova.
"Hoy mi entrenadora y yo teníamos un plan, pero no me acordaba de él. Simplemente jugué como sentía que tenía que jugar", sonrió Andreeva en su mensaje al público desde la pista, haciendo reír a Conchita Martínez.
Para Sabalenka, campeona al inicio de esta temporada del Abierto de Australia, esta eliminación es dolorosa, después de llegar al torneo como la gran candidata a destronar a la favorita polaca Iga Swiatek, que el jueves se medirá en semifinales a la estadounidense Coco Gauff, número 3 del ranking femenino.
La bielorrusa, semifinalista el año pasado en la tierra batida de París, jugó el duelo ante Andreeva mermada al encontrarse enferma. Requirió atención médica durante el partido y se le vio constantemente gesticulando, con cara de contrariedad, mientras multiplicaba errores en ella inhabituales.