No lo ha tenido fácil el serbio, por supuesto. El primer set lo perdió ante el buen tenista alemán por 6-4 después de perder el primer juego del partido con su servicio. No le hizo falta a su oponente nada más, y nada menos, que mantener el suyo propio para llevarse la primera manga en 47 minutos.
Que el partido iba a ser largo se sabía por los intercambios de golpes sobre la tierra batida. Y el serbio, a pesar de su edad, se mueve como pez en el agua cuando sabe que el encuentro se dirige por esos derroteros. Basta su experiencia para saber cuándo apretar y cuándo esperar el momento. Lo primero lo hizo en el segundo set cuando consiguió el break en el cuarto juego y se marchó luego al 1-4. Sentenciado para empatar tras el 3-6 en 54 minutos más de acción.

Con el partido equilibrado, el tercer set se presentaba clave desde el punto de vista moral. Y Djoker sonrió de nuevo cuando le birló el saque al germano en dos ocasiones seguidas. Entre medias, consolidó la primera ruptura y con 2-5 sirvió para ponerse en ventaja. Obviamente, no lo desaprovechó y lo hizo, además, con un juego en blanco. Brutal.
Fue un duro golpe para Zverev, que se echó más tierra encima cediendo de nuevo su saque en el estreno de la cuarta manga. Al balcánico le bastaba ya, al consolidar el quiebre con el 0-2, con mantener su saque a salvo para llevarse la victoria. Y aunque sufrió en el sexto juego con una bola de break, se rehízo y ya no concedió ninguna más. Eso sí, en el juego definitivo necesitó cinco matchballs para doblegar a su contrincante y citarse con Sinner en semifinales de Roland Garros tras tres horas y 20 minutos de titánica lucha.