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México y la Copa Oro en medio de la indiferencia e indignación

México y la Copa Oro en medio de la indiferencia e indignación
México y la Copa Oro en medio de la indiferencia e indignaciónGRANT HALVERSON / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP
Al mismo tiempo que se generan múltiples protestas en todo Estados Unidos por las políticas gubernamentales, en especial las migratorias, la Selección Mexicana de Fútbol arranca su defensa del título de Copa Oro frente a República Dominicana en Los Ángeles.

A mediados de los 90, un movimiento social irrumpió México para manifestarse en contra de las políticas neoliberales del Gobierno federal que tenía planes de privatizar industrias nacionales para subirse al barco capitalista. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) surgió desde la profunda selva de Chiapas y desde un principio, con sus elementos enmascarados que pronunciaban consignas sociales e indígenas, conquistó a gran parte de la prensa internacional. 

En lo doméstico, mientras las autoridades federales intentaban encontrar una solución a una posible insurgencia militar, el movimiento fue ganando adeptos desde todos los ámbitos incluido el deportivo. Cinco años después de su irrupción, un combinado del EZLN llegó hasta la Ciudad de México con las capuchas de siempre, pero esta vez con pantalones cortos y zapatos de fútbol. 

Para la posteridad han quedado las imágenes de esos zapatistas uniformados como futbolistas en la cancha del estadio Jesús ‘Palillo’ Martínez de la Unidad Deportiva Magdalena Mixhuca, junto a una selección de exfutbolistas mexicanos comandados por el fervoroso y con mucha consciencia social de Javier Aguirre, quien se mostró a favor del evento  con el fin de promover la Consulta Nacional sobre Derechos y Cultura Indígena. 

Desde entonces, Aguirre fue visto como un líder futbolístico capaz de involucrarse en la vida social y política que involucrara al país, aprovechando la palestra popular y de gran alcance que le daba estar vinculado al mundo del fútbol, por mucho el deporte más popular del país. 

Por eso, cuando hace unos días, en medio de manifestaciones y represión de migrantes con banderas mexicanas que protestaban en contra de las redadas de las autoridades estadounidenses, se le pidió una opinión al técnico de la Selección Mexicana de Fútbol y Aguirre eludió el tema, la desazón y decepción de sus palabras dejaron una profunda decepción. 

“No soy el portavoz de los migrantes”, dijo Aguirre en una conferencia de prensa previo a un partido amistoso antes de la Copa Oro, provocando un malestar en gran parte de la población en México, pero sobre todo en la fiel comunidad mexicoestadounidense que siempre está atenta ante cualquier partido de México en Estados Unidos para poder sentirse orgulloso de sus orígenes. 

“No nos sentimos representados”

Hay pocas cosas que hieran a un mexicano como una afrenta a su nacionalismo; más si el ataque viene fuego amigo, desde la trinchera propia. Tras los dichos de Aguirre, un mensaje de Carlos Vela y Edson Álvarez a favor de la comunidad migrante encendieron más los ánimos contra el entrenador mexicano. La ola de indignación culminó con una postura contundente de los fervorosos y coloridos grupos de animación de mexicoestadounidenses que siempre están disponibles para apoyar al Tri en en norte. 

“Diez años de estar siempre con la Selección; nosotros programamos nuestra vida, nuestro calendario, nuestros años de acuerdo a los partidos de la selección. Si alguien me va a invitar a una boda o un bautizo, tengo que revisar primero si ese día juega la selección. Imagínate lo que es para nosotros no estar. No habíamos dejado de estar ni en los peores momentos. Cuando no podíamos ir todos, había al menos una bandera de nuestra porra”, precisó Francisco Rubén, líder de la porra Cielito Lindo en una entrevista después de anunciar que no estarían presentes en el cotejo de esta noche. 

“En este momento no nos sentimos representados. Creemos que podrían haber hecho más”, agregó el líder de la organización ante la postura de Aguirre al eludir lo evidente que está ocurriendo en todo el país con la comunidad migrante. “Definitivamente no es la respuesta ni la reacción que esperábamos”. 

Se espera que esta noche haya una mala entrada, o al menos no a una a las que está acostumbrada la Selección Mexicana de Fútbol en el Sofi Stadium de Inglewood, California, donde los precios de los boletos, debido a la baja demanda, están en 30 dólares tras ponerse inicialmente a la venta en 75. 

“Nos dolió hasta el alma la decisión de no estar alentando desde la cancha”, agregó Livette Ruvalcaba, otra líder de Cielito Lindo. “Varios de nuestros compañeros tenían boletos, reservaciones, y apoyaron la decisión de no ir al estadio”.