Se veía venir que no llegaba en su mejor momento la Real Sociedad, lejos del equipo que maravilló a todos en la primera vuelta y que solo había podido llevarse los tres puntos en uno de sus últimos seis encuentros, coincidiendo esta mala racha con la baja por lesión de un David Silva que por fin volvía a la convocatoria, aunque partió como suplente en un principio.
Una situación bastante diferente atravesaba un Cádiz al alza que, de haber estado penúltimo durante gran parte de LaLiga, llegaba a San Sebastián pudiendo respirar levemente (porque en la zona baja de la tabla no se permite la calma) con sus tres victorias en cinco partidos. Todas ellas logradas en casa, eso sí, porque los de Sergio González suelen mostrar una cara totalmente diferente lejos del Nuevo Mirandilla.
Dominio sin ocasiones claras para la Real en la primera parte
Por este motivo, el conjunto gaditano saltó al césped con la concentración al máximo una vez rechazado su recurso de suspender la competición por aquel arbitraje polémico en Elche. Había que ponerse a trabajar y así fue. Se encontraba cómodo ante la situación de esperar en su campo bien ordenado ante los ataques un tanto inocentes de los donostiarras, que llegaban hasta las inmediaciones del área, pero una vez ahí ya veían imposible sortear el muro amarillo.
De hecho, fue un jugador visitante como Bongonda quien gozó de la primera gran ocasión del partido cuando se adelantó tanto a Rico como a Le Normand buscando un balón bombeado de Escalante pero, al verse sin tiempo para controlar, trató de disparar de primeras, aunque se le fue fuera.
Imanol Alguacil, pese a que su equipo era dueño y señor del partido, no lo estaba viendo nada claro porque la posesión no se estaba plasmando en llegadas claras y tan solo en los cinco últimos minutos de la primera mitad pudieron encontrar algún hueco en la zaga andaluza.
Primero, a través de un centro chut de Brais Mendez desde la banda derecha que se envenenó, aunque no pudo sorprender a Ledesma. Después, con un intento desde el centro del campo de Merino que el portero argentino detuvo con el pecho a modo de “marcar territorio”. Pero la más clara con diferencia la tuvo Carlos Fernández. Un siempre activo Kubo le robó la cartera a Álex Fernández y encontró a Oyarzabal, que dejó pasar el balón para el propio Fernández, que también hizo una bonita finta sin tocar el balón para dejar atrás a su par, aunque luego su disparo se marchó desviado cuando estaba mano a mano con Ledesma y así se llegó al descanso.
Los donostiarras fueron mejores, pero Roger tuvo la más clara
Salieron con una marcha de más los txuri-urdin tras la reanudación, conscientes de que el empate no les valía de casi nada en su lucha por meterse en Champions con el Atlético y el Betis. Ahora sí que llegaban con más claridad al área contraria y, por si necesitaban más madera, tanto Silva como Sorloth entraron a la hora de partido en busca del ansiado gol.
Y ciertamente pudo llegar, pero en la portería defendida por Remiro cuando Roger Martí, tras un envío larguísimo de Ledesma, le comió la tostada a la zaga local, sorteó al arquero navarro y solo el poste evitó el 0-1.
El susto fue tremendo, pero tampoco cambió demasiado la idea de los de Alguacil, que mejoraron, como no podía ser de otra manera, con la dupla de jugones formada por Silva y Kubo. Lo único negativo para ellos fue que ya no les quedaba mucho tiempo y tampoco ayudaron los seis minutos que Fali, tras un feo choque con Ledesma y Le Normand, estuvo tendido sobre el terreno de juego hasta que finalmente fue retirado en camilla con el deportivo aplauso del público del Reale Arena.
Este desgraciado parón fue letal para el equipo vasco, que no volvió a arrancar y nada pudo hacer pese a los 11 minutos que Mateu Lahoz decidió añadir. Con más corazón que cabeza, se volcaron al ataque, pero sin encontrar la manera de poner en apuros a sus oponentes salvo los dos últimos minutos, cuando ni Sorloth ni Kubo pudieron marcar el tanto de la victoria.
Jugador Flashscore del partido: Kubo.