En un intento de reducir el impacto que el aumento de la distancia de golpeo tiene en la sostenibilidad del golf a largo plazo, los organismos rectores declararon en un comunicado conjunto que los pegadores más fuertes pueden esperar una reducción de hasta 14 metros en la distancia de golpeo.
"Gobernar es difícil. Y aunque miles de personas afirmarán que hemos hecho demasiado, habrá otras tantas que digan que no hemos hecho lo suficiente para proteger el juego a largo plazo", declaró Mike Whan, Director Ejecutivo de la USGA. "Pero desde el principio nos hemos esforzado por hacer lo correcto para el juego, sin prejuicios.
"Como hemos dicho, no hacer nada no es una opción, y estaríamos faltando a nuestra responsabilidad de proteger el futuro del juego si no tomáramos las medidas adecuadas ahora".
A partir de 2028, las bolas de golf tendrán un recorrido limitado de 317 yardas (290 metros), con tres yardas (2,7 metros) de tolerancia, mediante condiciones de prueba que aumentarán de la norma actual de velocidad de swing de 120 mph a 125 mph (de 193 a 201 km/h).
Es la primera vez que se actualizan las velocidades de prueba desde 2004, cuando se fijó la norma actual basándose en los golpeadores más largos del momento.
La distancia media de drive en el PGA Tour es de unos 300 metros -frente a los 286,5 metros de la temporada 2004-, pero muchos jugadores la superan con creces, lo que significa que algunos campos corren el riesgo de quedarse obsoletos.
Según la R&A y la USGA, se espera que la media de los jugadores del circuito profesional y de la élite masculina vean reducida su distancia de conducción entre 9 y 11 yardas (8,23 y 10 metros), mientras que las jugadoras de la LPGA pueden esperar una reducción de entre 5 y 7 yardas (4,5 a 6,4 metros).
La norma también afectará a los golfistas recreativos -lo que no se esperaba cuando el R&A y la USGA desvelaron sus propuestas en marzo- a partir de 2030, cuando las reducciones de la distancia de conducción serán de cinco yardas o menos.
Los campos de golf más largos requieren recursos adicionales, como agua, el coste de renovar o trasladar elementos como tees y búnkers sigue aumentando y se han identificado otros impactos a largo plazo como consecuencia del aumento de la distancia.
Los órganos de gobierno creen que si se quiere que este deporte disfrute de un futuro sostenible a largo plazo, hay que mantener bajo control las repercusiones económicas y medioambientales antes mencionadas.
"Estamos convencidos de que esta decisión es una de las claves para lograr un futuro sostenible para el golf, proteger la integridad del juego y cumplir con nuestras responsabilidades medioambientales", declaró Martin Slumbers, director ejecutivo de la R&A.
"La medida que estamos tomando ha sido cuidadosamente considerada y calibrada, manteniendo al mismo tiempo el espíritu de 'un solo juego' que se considera tan importante para la industria del golf".
