Sus palabras, desde luego, no van a generar indiferencia, más si cabe las relativas al gran tema de la semana. Aparte de esas declaraciones, el pamplonica comentó lo que supone la llegada de un Jozhua Vertrouwd que aporta "versatilidad" y no pasó por alto el "difícil" examen en Montilivi, de donde no salió satisfecho en sus dos únicas visitas desde que colgó las botas. "Mucha parte de culpa ha sido mía y quiero redimirme de esas sensaciones", analizó con sinceridad.
El joven técnico hizo la siguiente reflexión sobre la posibilidad de celebrarse el Villarreal-Barça en Miami: "No, a mí no me gusta. Esto es como lo del calor: no me gusta jugar con 38 grados y no me gusta que se lleve un partido al extranjero. Pero si no me gusta y quisiera cambiar tanto lo uno como lo otro, debería no entrar en la hipocresía y decir 'no me gusta, esto es una vergüenza'; que está muy bien, pero entonces salte de esta rueda a la que perteneces y de la cual igual no te quieres salir".
Iñigo continuó su alegato con una mención explícita al dineral que perciben los entrenadores y los jugadores de LaLiga, factor que va altamente relacionado con el hecho de que el calendario esté tan saturado y dé pie a iniciativas como esa. "¿Por qué? Porque soy entrenador de Primera División, cobramos salarios indecentes para mi gusto y para lo que hacemos, y no nos queremos ir. Está muy bien decir que no me gusta, pero luego no hacemos nada por salirnos de esto".
"Entonces, mi opinión: no me gusta jugar un partido de LaLiga en Miami. Me parece que no es lo adecuado, pero pertenecemos a la industria. Digo 'pertenecemos' porque yo no soy capaz de irme y decir 'me voy de aquí, yo a esto no quiero pertenecer'. Entonces, bueno, hay que aceptarlo. Si tú quieres seguir cobrando y quieres seguir chupando del bote, pues hay que aceptarlo. Pero no me gusta, la realidad es que no me gusta", concluyó Pérez.