Tensiones crecientes y un vestuario dividido
Según reveló Daily Mail, la relación entre Garnacho y el cuerpo técnico venía deteriorándose desde hace tiempo. El punto de quiebre se produjo en mayo, tras la derrota del United en la final de la Europa League ante el Tottenham en Bilbao. El atacante no ocultó su bronca por haber pasado 70 minutos en el banco y llegó a calificar públicamente la temporada del club como "una mierda". Tres días más tarde, en la vuelta a los entrenamientos en Carrington, tuvo un fuerte cruce con Rúben Amorim, quien decidió apartarlo junto a otros jugadores con problemas de disciplina como Rashford, Antony y Sancho.
Aunque se le permitió seguir utilizando las instalaciones, Alejandro solo coincidía con el plantel cuando la mayoría ya se había retirado. Una situación incómoda que profundizó su aislamiento dentro del grupo.
Actitudes que no cayeron bien
No fue la primera vez que el extremo quedaba en el ojo de la tormenta. En 2022, bajo el mando de Erik ten Hag, ya había recibido advertencias por sus reiterados atrasos durante la gira de pretemporada en Asia. Incluso, el capitán Bruno Fernandes y Lisandro Martínez intentaron aconsejarlo, aunque sin éxito.

Con el tiempo, los gestos del argentino alimentaron las críticas: dar 'me gusta' a publicaciones contra sus entrenadores, posar con una camiseta del Aston Villa tras la salida de Rashford y protagonizar festejos polémicos -como recrear sus goles junto al streamer iShowSpeed en pleno vestuario tras ganar la FA Cup- fueron minando la paciencia de dirigentes y referentes.
Algunos integrantes del club lo describieron como "petulante y malhumorado", etiquetas que terminaron de sellar su salida.
El distanciamiento final con Amorim
El vínculo con el técnico portugués se quebró definitivamente en diciembre, cuando A. Garnacho desoyó sus indicaciones en un partido en Pilsen. Amorim lo dejó fuera del siguiente derbi contra el City y, semanas más tarde, volvió a castigarlo por marcharse directo al vestuario tras ser sustituido ante Ipswich Town.
Con el escenario ya insostenible, el United aceptó venderlo al Chelsea por casi 46 millones de euros, una cifra bastante menor a los 80 'kilos' que habían pedido por él meses atrás al Nápoles. Su paso por Mánchester cerró con 144 partidos, 26 goles y 22 asistencias.
El recibimiento hostil en Old Trafford
La tensión con los hinchas también quedó al descubierto. En su regreso a Old Trafford con la camiseta de los Blues, Garnacho no jugó ni un minuto y fue blanco de insultos y cánticos hirientes. La misma tribuna que meses atrás coreaba su nombre lo despidió con una canción ofensiva que se viralizó en redes sociales.
Nuevo capítulo en el Chelsea
Hoy, con apenas 21 años, el atacante argentino busca relanzar su carrera en Stamford Bridge bajo el mando de Enzo Maresca. Firmó contrato hasta 2032 y ya tuvo sus primeros minutos en Premier League y Champions. Sin embargo, el desafío será mucho más grande: recuperar la confianza, dejar atrás las polémicas y demostrar que el talento que lo convirtió en joya del United todavía puede explotar en Londres.