Con el bronce en juego, a los chicos dirigidos por Max Caldas les toco trabajar duro desde el inicio. Enfrente estaba India, un país que ha venido mejorando en los últimos ciclos olímpicos y no pondría las cosas nada fáciles. De hecho, plantearon un choque realmente físico, exigiendo el máximo a España en cada jugada.
En el cuarto de apertura, la defensa primó por encima de los ataques, dejando el marcador en 0-0 después de esos primeros 15 minutos. La contienda se desatascó en el siguiente episodio, cuando los Red Sticks sorprendieron en una contra al combinado asiático, que cometió un penalti. La pena máxima la transformó Marc Miralles, con tranquilidad, en el 0-1.
Con el tanto, algo hizo clic en el seleccionado europeo, que activó el modo ofensivo y atrapó al rival en su propio campo. Sin embargo, la falta de acierto en los acercamientos redujo el empuje e India comenzó a ganar terreno. Eso provocó algún que otro penalti corner y, a 14 segundos del descanso, se produjo el 1-1 en uno de ellos.
El golpe mermó mentalmente a España, que a los tres minutos del tercer cuarto vio como el equipo asiático se ponía por delante con un penalti córner transformado, como el anterior, por Harmanpreet Singh. No iba bien la cosa en el lado de los de Max Caldas, pero continuaron afrontando la batalla por el bronce con cabeza.
Los Red Sticks subieron líneas en busca de la igualada y la lograron, aunque el gol fue anulado mediante una revisión con el vídeo-árbitro. Con 2-1 en el luminoso se emplazó la resolución al último cuarto, en el que los europeos cayeron como una avalancha sobre la portería de Sreejesh Parattu Raveendran. Finalmente, el propio cancerbero indio fue clave para entregar el bronce a su país.