Es la octava Supercoppa la que conquistan los nerazzuri al imponerse por 1-0 a un Nápoles en inferioridad numérica.
La final estuvo marcada por la muerte de Gigi Riva, por lo que los jugadores guardaron un minuto de silencio al regresar al campo tras el descanso. En cuanto al partido, el desafío ofreció espectáculo y muchas emociones, con ocasiones por ambas partes.
Los vigentes campeones de Italia empezaron con fuerza, tratando de pillar por sorpresa a los nerazzurri.
El Inter, sin embargo, reaccionó con prontitud, logrando hacerse con el control del partido poco después y haciéndose peligroso desde el principio.
El primer golpe del partido llegó en el minuto 15, cuando Dimarco intentó firmar el 1-0 con una volea, que acabó a centímetros de la portería.
En el minuto 38, Lautaro consiguió adelantar a su equipo, pero la ilusión del gol sólo duró unos segundos. El árbitro, de hecho, anuló el tanto por fuera de juego de Thuram, que había servido la asistencia al argentino.
Aparte de esta gran ocasión, hubo pocas reales en un partido que, aunque fue acalorado, se marchó al descanso sin que los porteros hubieran tenido que intervenir.
En la segunda parte, el ritmo del partido aumentó, y los partenopeos, apenas peligrosos en el primer tiempo, intentaron aparecer con más frecuencia en el lado de Sommer.
En el minuto 59, sin embargo, el desafío dio un giro fundamental cuando Giovanni Simeone, tras una falta sobre Acerbi, fue amonestado por segunda vez en cinco minutos, ganándose así la expulsión.
Con un hombre menos, el Nápoles empezó a sufrir las cada vez más frecuentes incursiones de los nerazzurri en el área, cerrándose defensivamente y renunciando a construir la ofensiva para concentrarse en salvar el resultado.
Las oportunidades de los de Inzaghi se multiplicaron, con Calhanoglu, Lautaro y Thuram intentando en diferentes momentos rematar a puerta, fallando siempre por muy poco o encontrándose con los guantes de Gollini, siempre impecable en los momentos decisivos del partido.
En el minuto 81, Simone Inzaghi lo intentó todo, introduciendo a Arnautovic y Alexis Sánchez en lugar de Dimarco y Thuram, devolviendo vivacidad y frescura a su delantera.
El muro levantado por la defensa azzurra y dirigido por un super Gollini se derrumbó en el minuto 91, cuando Lautaro Martínez, a dos pasos de la portería, logró superar al guardameta, firmando el 1-0.
El capitán nerazzurro decidió así la final de la Supercopa, en la que su equipo sólo tuvo que aguantar unos minutos antes de poder celebrar por fin su primer trofeo de la temporada con el triple pitido.