El Fenerbahçe fichó a Mourninho, el pasado verano para intentar desbancar a su eterno rival, el Galatasaray.
Pero no fue así, y el Galatasaray se proclamó campeón de la Superliga, terminando la temporada 11 puntos por encima del equipo de Mourinho.
No sólo ha sido una temporada decepcionante para Mourinho y compañía sobre el terreno de juego, sino que varias polémicas fuera de él también han cimentado su reputación de alborotador.
Fue sancionado por agarrar de la nariz al entrenador del Galatasaray, Okan Buruk, emprendió acciones legales contra sus rivales de Estambul por acusaciones de racismo, se enzarzó en una disputa con Allan Saint-Maximin y criticó públicamente al fútbol turco y a sus árbitros.
Declaraciones incendiarias
El sábado, tras la victoria contra el Konyaspor, declaró: "Terminamos segundos en la liga, ése no era nuestro objetivo. En realidad, hicimos una buena temporada hasta que perdimos el título. Fue difícil volver a encarrilar al equipo.
Pasaron cosas extrañas en la liga y también contra el Rangers. No puedo describirlo. En general, fue una temporada decepcionante.
Cuando llega un nuevo entrenador, la gente se ilusiona. Si comparamos esto con la fase en la que no había ninguna posibilidad de ganar el campeonato, la gente pierde motivación, el estadio está vacío y hay reacciones.
No culpo a mis jugadores, son humanos y profesionales. Son los primeros en sentirse tristes por los malos resultados. No estoy contento".