Con ganas de recuperar la cima de la clasificación, la Roma visitaba el campo de la Cremonese apostando por un tridente de baja estatura y sin referencias claras en ataque. Baldanzi y Soulé estaban acompañados por Lorenzo Pellegrini en una misión nada sencilla. Las frecuentes combinaciones entre Vardy y Bonazzoli dejaban claro lo complicado del duelo de este domingo. En el minuto 15, fabricaron la primera ocasión clara con un zurdazo de Bonazzoli que Svilar rechazó de forma instintiva.
Y un minuto después se cumplía la ley no escrita del fútbol: los visitantes abrían el marcador gracias a un zurdazo exquisito de Soulé desde la frontal tras una gran internada de Kone. Con el partido subiendo de temperatura, los grigiorossi intentaban reaccionar, pero los giallorossi mantenían la calma, con Ndicka dominando por alto y el tridente generando buenas combinaciones. Tras el gol anulado a Pellegrini por fuera de juego, una acción por la derecha acabó con un disparo centrado de Vandeputte: Svilar no logró atrapar y el balón se estrelló en el poste.
Soulé, el más destacado
La Roma, tocada pero no hundida, volvía a apoyarse en la energía de Soulé, que por la derecha generaba peligro constantemente, como en la jugada que permitió a Pellegrini rematar desde una gran posición. Sin embargo, en el disparo del número 7, Audero realizó una parada espectacular para evitar el segundo. Al final de la primera parte, Ayroldi señaló penalti para los locales por una mano de Mancini, pero tras la revisión del VAR se consideró que no era punible.
Tras el descanso, los locales salieron decididos a buscar el empate, con Bondo muy inspirado en la creación. En una de sus asistencias, Payero se incorporó bien por la derecha y puso un pase raso para Vardy, pero Cristante evitó el remate con un taconazo providencial. El argentino dejó su sitio a su compatriota Franco Vázquez, que entró para aportar más control en el centro del campo. Ferguson y El Shaarawy también saltaron al campo por parte de la Roma, pero el más activo seguía siendo Soulé, que por la banda derecha llegó hasta la línea de fondo y obligó a Audero a intervenir con una gran parada tras un centro-chut raso.

Solidez y eficacia
La Roma no perdió su eficacia. Al contrario, la aumentó con el segundo gol de Ferguson, que firmó su primer tanto en Italia rematando con precisión en el área, y con el tercero, obra de Wesley, que definió con una vaselina tras una asistencia de El Shaarawy. Estos dos goles confirmaron el dominio de los capitalinos, que no se vio alterado ni siquiera por el tanto de cabeza de Folino en el tramo final.

La Roma sólo lamentó la expulsión de Gasperini por protestar poco antes del segundo gol. Fue la única nota negativa de una jornada plácida para una Roma que vuelve a lo más alto en solitario, a la espera del derbi de Milán. Tras tres meses, el equipo capitalino es una realidad muy sólida, con un Soulé en estado de gracia y una defensa que concede muy poco. Una base muy firme para el futuro inmediato.
