Gustav Isaksen personifica el impacto que pueden tener en tu carrera tener a un entrenador adecuado o inadecuado y los choques culturales.
Tras fichar por la Lazio, a Isaksen le costó adaptarse al estilo directo tanto de Maurizio Sarri como de Igor Tudor, algo inevitablemente relacionado con la forma de educar a los entrenadores en Dinamarca.
Aquí, los principios de gestión modernos y un enfoque muy pedagógico pueden contrastar a veces con el enfoque a menudo más práctico que se puede experimentar al sur de la frontera danesa.
Gustav Isaksen lo experimentó de primera mano en la Lazio, donde en poco más de un año tuvo que acostumbrarse al estilo de gestión de nada menos que tres entrenadores, los dos primeros de los cuales, Maurizio Sarri e Igor Tudor, no tenían el enfoque enriquecedor o integrador de la relación entrenador-jugador que un joven de 22 años del centro de Jutlandia necesitaba para desplegar todo su potencial en la dura realidad futbolística de la capital italiana.
Sin embargo, no es que el joven de Jutlandia central no hubiera estado ya expuesto a la dura disciplina a una edad temprana, cuando empezó a hacerse un nombre a los 12 años gracias a sus prometedoras actuaciones en el "Guldminen" del FC Midtjylland.
"La primera vez que conocí a Gustav fue en la Copa Crown Plaza. Fui a ver a nuestro equipo sub-13 y oí hablar de un chaval que, cuando marcaba, hacía callar a los contrarios. Celebraba sus goles como un loco", cuenta a la página web del club Svend Graversen, Director Deportivo del club y entonces entrenador del equipo sub-17.
A pesar del éxito sobre el terreno de juego, Svend Graversen tuvo que dirigir duras palabras a Gustav Isaksen, que durante su estancia en el programa extraescolar mostró actitudes contrarias a los valores del deporte.
"Es el jugador con el que más veces me he sentado e intentado hacerle entender que 'Gustav, esto no funciona'. Puedes verlo por ti mismo". Fue un largo camino para que se diera cuenta. Era un joven que no acababa de hacerse a la idea", dice Svend Graversen.
El chaval de Hjerk, vive actualmente su mejor momento en Roma, donde la afición de la Lazio adora al joven atacante después de que el pasado domingo Isaksen, con un fabuloso zurdazo desde la frontal del área, diera a la Lazio una importantísima victoria por 0-1 en el estadio Diego Armando Maradona de Nápoles.
Este era el Isaksen del que se enamoró el presidente de la Lazio, Claudio Lotito, cuando las "Águilas" fueron humilladas por 5-1 a mediados de septiembre de 2022, en un partido en el que Isaksen fue el gran protagonista.
Tan entusiasmados estaban los italianos con Isaksen que, según Svend Graversen, director deportivo del FCM, bastaron dos llamadas telefónicas para negociar un precio de venta de 110 millones de coronas danesas (14,7 millones de euros) en el periodo de traspasos del verano de 2023.
"Estaba claro que se trataba de un jugador que la Lazio quería. Al mismo tiempo, habían fijado un marco en el que lo habían tasado, y ese marco coincidía aproximadamente con el que habíamos fijado nosotros. Es muy raro que suceda así, porque normalmente será un proceso de negociación a lo largo de un periodo de tiempo más largo cuando el plazo está tan lejos", dice Graversen a la web de la FCM.
De camino a la Ciudad Eterna, Isaksen lleva una bufanda de la Lazio colgada del cuello en el aeropuerto y es entrevistado para la plataforma de vídeo del club a pesar de no haber pasado el reconocimiento médico.
Al mismo tiempo, es aclamado como un héroe popular por una multitud que, sin duda, no ha olvidado el trato que dispensó a su equipo apenas ocho meses antes.
Pero las escenas de júbilo contrastan rápidamente con la vida cotidiana que Isaksen experimenta en su primera temporada en el club, donde la soledad, las dificultades con el idioma y los problemas para adaptarse al estilo de juego italiano se convierten rápidamente en parte de la realidad de Isaksen.
Desde el principio, los retos se acumulan para Isaksen, que lucha por hacerse un hueco en el once inicial con competidores directos como Felipe Anderson, Mattia Zaccagni y la leyenda del Barcelona Pedro, ya mayor, y un entrenador que confía poco en él y, lo que es más importante, no se comunica con él. El resultado es una serie de suplencias continuadas.
Un servidor tendrá el dudoso placer de ver a Isaksen en acción en la derrota a domicilio ante el Bolonia en otoño de 2023, donde no está ni de lejos al nivel que le convirtió en el máximo goleador de la Superliga danesa con 18 goles en la temporada anterior.
"Necesito un entrenador que me hable y me diga lo que tengo que hacer. Los dos primeros entrenadores que tuve no se comunicaban realmente. Me costaba hacerme una idea de lo que querían de mí y de cómo debía jugar", explica el danés, que en principio también tuvo problemas con el estilo de juego de la Lazio.
"Juegan mucho más rápido, más físico y con un enfoque táctico mucho mayor al que yo estaba acostumbrado", afirmaba Isaksen en una entrevista concedida a TV2.
Isaksen también procede de una familia muy unida, y estar tan lejos de ellos ha perjudicado mentalmente al danés.
"Por supuesto, no es tan fácil vivir en Italia como en Aarhus (en Dinamarca), donde tienes a tus amigos y a tu familia cerca. Pero por suerte tengo una señora de la limpieza y puedes conseguir comida todos los días, así que no está tan mal", explicaba a B.T. el extremo de 23 años.
Las dificultades lingüísticas también han complicado la vida a Isaksen en Italia, a quien desde el principio le dijeron que tenía que aprender italiano si quería comunicarse con Maurizio Sarri.
"Cuando llegué el primer día, le saludé y me dijo: 'La verdad es que se me da muy bien hablar inglés, pero no quiero hacerlo. Así que será mejor que aprendas italiano rápidamente'", cuenta Isaksen.
"He tenido que aprenderlo por las malas, significa mucho, no sólo en el mundo del fútbol, sino también cuando estás en casa y tienes que ir al centro a pedir un café. Siempre te encuentras a alguien por la calle que quiere hablar, así que saber el idioma hace que sea un poco más divertido estar allí", explicaba Gustav Isaksen a Tipsbladet.
Ni siquiera cuando la Lazio destituyó a Sarri y contrató al antiguo perfil defensa Igor Tudor, la problemática situación cambió para Isaksen. Aunque poco a poco fue reencontrándose con su juego de antaño, mantuvo una relación distante con el croata, que también aireó ante los medios daneses mientras crecían las frustraciones de ver cómo se evaporaba su sueño de un puesto en la selección.
"No nos encontrábamos al cien por cien y yo no era el jugador que él quería. Quería tipos diferentes, pero creo que lo hice bien a sus órdenes, así que fue frustrante. No jugué los últimos cinco o seis partidos antes de la Eurocopa. Fue una época un poco dura. Durante las vacaciones de verano, le despidieron o él mismo se marchó", explica Isaksen, a quien muchos instaron a abandonar el club romano durante el periodo estival de traspasos. Pero el delantero decidió quedarse.
"Tudor hizo correr el rumor de que me iba cedido. Pero si hubiera cambiado de club, me habría encontrado con los mismos problemas en otro sitio y habría tenido que empezar de nuevo. Les dije a mis agentes que, aunque surgiera algo interesante, había un 99% de posibilidades de que me quedara", afirma Isaksen, que en Marco Baroni, contratado durante las vacaciones de verano, ha encontrado un entrenador con una química perfecta.
Baroni ha puesto en jaque a los escépticos con un estilo ofensivo que se adapta mucho mejor a Isaksen, y ha dado a la Lazio una excelente temporada otoñal, en la que se encuentra a sólo tres puntos del líder, la Atalanta, en el quinto puesto. Baroni es elogiado universalmente no sólo por sus ideas tácticas, sino también por el trato que dispensa al equipo, incluido Isaksen.
"Quiere que los delanteros desafíen constantemente a los rivales y los metan en terreno resbaladizo. Hablamos todos los días y me da ideas claras sobre lo que debo hacer y cómo quiere utilizarme. Funciona fantásticamente".
"El cielo es el límite" para Isaksen tras la llegada de Baroni a la Ciudad Eterna.
Y después de aquel golazo contra el Nápoles, todos los laziali esperan más magia del artista del regate: ¡DAJE GUSTAV ("Vamos, Gustav"), DAJE, DAJE GUSTAV!