Centro de datos del Milan-Hellas Verona
Hacía falta una reacción, más aún que una simple victoria. Tras el golpe de la Supercopa y esa sensación de tarea inacabada que dejó el empate en casa ante el Sassuolo, el Milan regresaba a San Siro con el peso de las expectativas y la urgencia de no perder terreno en la lucha por la cima. El objetivo era claro y no admitía discusión: sumar tres puntos para seguir el ritmo y meter presión al Nápoles y al Inter. Misión cumplida, aunque con algún susto al principio.
Una vez más, el encargado de romper el equilibrio fue Pulisic, el hombre de los días complicados, antes de que el doblete de Nkunku transformara un partido trabado y difícil en un triunfo claro. El duelo terminó 3-0, con el Diavolo levantando la cabeza, lanzando un mensaje a la Serie A y adueñándose, al menos por unas horas, del liderato.

Por suerte está Pulisic
La crónica de la primera parte sigue un guion previsible, con el Milan manejando el balón en el centro del campo pero sin encontrar los espacios para hacer daño. El Hellas de Zanetti (sancionado) respondió con una defensa ordenada y una presión constante que ahogaba cualquier intento rossonero. No faltó intensidad, pero el equilibrio dominó el juego.
El partido tardó en arrancar y, mientras el Milan intentaba construir, le faltaba la velocidad necesaria para romper líneas. El ataque no encontró ideas claras, mientras que el Verona, hábil para mantener el ritmo bajo, se limitó a defender sin inquietar realmente.
Loftus-Cheek probó desde fuera. Lo único potable durante 43 minutos, con un desolador cero en el registro de tiros entre los tres palos. Sin embargo, cuando todo parecía encaminado a un final sin emociones, ocurrió lo inesperado. Un córner de Luka Modrić lo cambió todo. El croata, con un centro preciso desde la derecha, encontró a Rabiot, que peinó el balón hacia Pulisic. El delantero estadounidense, completamente solo en el segundo palo, no perdonó: remate de primeras y 1-0.

Nelsson allana el camino al Diavolo
El Milan, ya por delante, arrancó la segunda parte con otra actitud. La confianza creció y el Verona, aunque no se rindió, se vio obligado a soportar la presión creciente de los rossoneri. No pasaron ni dos minutos desde la reanudación cuando regalaron el segundo gol al Milan: Nelsson, dentro del área, cometió un error infantil sujetando claramente a Nkunku. El árbitro no dudó, como tampoco el francés para engañar a Montipò con un disparo preciso. Era el primer gol de Nkunku en la Serie A, y su celebración con el globo lo dijo todo: un gesto que le quita para el futuro un gran peso de encima y que desató la alegría en San Siro.
Desde entonces, con el 2-0, el Milan voló. Modric estuvo a punto de hacer el tercero, pero Montipò rechazó el disparo, paseándose el balón por la línea de gol. Y allí apareció Nkunku para lanzarse como un rayo sobre el balón suelto y firmar el 3-0. Fue el golpe definitivo.
Aunque el resultado ya estaba sentenciado, el Diavolo no dejó de buscar el cuarto tanto. Nkunku, totalmente desatado, asistió a Loftus-Cheek con un pase que dejó al inglés solo ante Montipò en el 61'. Fue la más clara ocasión antes de Massimiliano Allegri empezara a pensar en los próximos compromisos dando descanso a sus mejores hombres.
El Milan cierra así el 2025 con una victoria contundente y convincente, consolidándose entre los mejores de la liga. El Verona, por su parte, paga su fragilidad defensiva y sigue antepenúltimo, sin lograr dar continuidad a los buenos resultados recientes ante Atalanta y Fiorentina. La salvación sigue siendo un objetivo lejano y complicado.

Jugador Flashscore del partido: Nkunku (Milan).
