Pasión, fe, esperanza, sentido de pertenencia: son muchos los aspectos que la religión tiene en común con el fútbol. Entre ellos, el menos etéreo y más concreto es el de la iconografía, la representación de un sujeto que merece ser venerado.
Desde carteles hasta estampas, pasando, por supuesto, por los legendarios cromos de Panini que, desde la temporada 1961/62, se han convertido en objeto de culto para todo aficionado al mundo del fútbol que se precie.
Iconos dignos de ser coleccionados. No es casualidad que el cromo más famoso de la historia lo sea por ser inalcanzable. En 22 años de carrera, Pier Luigi Pizzaballa acumuló 300 partidos en la Serie A con las camisetas de Atalanta, Roma, Verona y Milan.
Desde la pegatina...
Sin embargo, la verdadera fama le llegó a través de una ausencia. Cuando el fotógrafo de Panini pasó por el campo de entrenamiento de la Atalanta para hacer las fotos de ritual, él no estaba allí porque estaba lesionado. Nadie se dio cuenta. Tiempo después, fueron los propios coleccionistas quienes no pudieron completar la edición 1963/64 de su álbum. "Yo tampoco tenía mi cromo", admitió Pizzaballa. "Un profesor de Avellino me la dio un día", agregó.

Tan inalcanzable y preciado que incluso el actual Patriarca de Jerusalén -que preferiría no oír hablar de Avellino- se quejó hace algún tiempo de no poder encontrarlo: "Pier Luigi Pizzaballa, el portero de la Atalanta, es primo de mi padre. Yo también, como todo el mundo, coleccionaba cromos. Y yo, como todo el mundo, nunca encontré a Pizzaballa".
Una versión desmentida, cariñosamente, por su madre María en declaraciones a TgCom: "Nunca quiso juguetes ni cromos de fútbol porque jugaba con estampitas". Una mentirijilla que probablemente no le costará el cielo.
... ¿al santino?
Lo cierto es que el cardenal Pizzaballa, que así se llama Pierbattista mientras escribimos, está encerrado en la Capilla Sixtina para decidir sobre el sucesor del papa Francisco. "Si llega a ser Papa, le daré la inalcanzable estampita', aseguraba Pier Luigi hace unos días en una entrevista a La Gazzetta dello Sport.
Bueno, en realidad, si Pierbattista llega a ser Papa, ya nos imaginamos a Pier Luigi pidiéndole a cambio la estampita con su cara y su nombre. Pero para que tenga el mismo valor de coleccionista que su cromo, teniendo en cuenta que se imprimirán varios millones de ejemplares, el ex de la Atalanta también tendría que pedirle que la hiciera única, quizá con su firma.