Repasa los momentos clave del partido
Un encuentro que estuvo a punto de no celebrarse. Primero se programó, luego se amenazó con la cancelación, en un principio sin estadio definido y finalmente acogido en Montjuïc. Este "partido por la paz", como lo denominaron las federaciones catalana y palestina, se disputó en el estadio donde el Barça ha jugado mientras se reformaba el Camp Nou.
En los alrededores del estadio, en las escaleras y las cintas mecánicas que llevan a la colina de 185 metros donde se levanta el Lluís Companys, las banderas independentistas catalanas se mezclaban con las palestinas, en una atmósfera menos intensa que la vivida el pasado fin de semana en Bilbao. Los aficionados de ambos lados, unidos sobre todo por la defensa de la libertad de los pueblos, se apresuraban para no perderse los himnos, muy aplaudidos, mientras desde las gradas resonaban los gritos de "Palestina llibertat" e "Independència", cada grupo apoyando la causa del otro.
El gol palestino, más celebrado que los tantos locales
La confraternización duró poco. A los cuatro minutos, Cataluña abrió el marcador con una falta lejana lanzada por Sergio Gomez, que sobrevoló el área y encontró a Ilie Sanchez, central del Austin F.C., que remató de cabeza para el 1-0. Los jugadores celebraron el gol, pero en las gradas la reacción fue menos efusiva. El combinado local tomó el control total del partido y obligó al portero Rami Hamadeh a realizar dos grandes paradas ante Jofre Carreras y, poco después, Antoniu Roca.
El primer disparo del conjunto visitante, muy alto, fue recibido con aplausos por un público cada vez más entregado a la causa principal, en el minuto 17. Lo mismo ocurrió poco después, en el 19', cuando Zaid Qunbar falló una falta, aunque igualmente fue aplaudido desde las gradas.
Pero la selección catalana volvió a marcar, ampliando la ventaja gracias a un autogol. Joel Roca centró desde la izquierda y Ameed Mahajna desvió sin querer hacia su propia portería, haciendo el 2-0 en el minuto 27. Antes del descanso, mientras en las gradas se desplegaba un tifo que unía las banderas catalana y palestina, Zeidan recortó distancias al cabecear un córner, justo a la media hora, para el 2-1 definitivo.
Y el aplauso fue unánime: fue el gol más celebrado de la noche hasta ese momento, a pesar de las grandes banderas independentistas que destacaban en las cuatro esquinas del feudo catalán. Poco después, en una nueva acción de Qunbar y una salida completamente fallida de Arnau Tenas, ex portero del PSG y ahora en el Villarreal, Palestina estuvo muy cerca de empatar a 2-2. Sin embargo, el balón terminó solo en la red lateral.
Una segunda parte de unión más que de espectáculo
Al volver de los vestuarios, el speaker anunció una buena noticia: 30.018 espectadores habían asistido pese al viento helado de Montjuic. Es menos que los 53.000 que estuvieron en Bilbao el sábado, pero una cifra notable para un partido confirmado hace menos de 10 días. Sobre el césped, Rami Hamadeh volvió a destacar bajo palos, ante un once catalán prácticamente renovado. Los recién ingresados se volvieron rápidamente peligrosos, con Jordi Cano y Jaume Jordi probando suerte con disparos rápidos tras recibir el balón, en los minutos 64 y 68.

Pero esta Cataluña, individualmente menos fuerte que el equipo que empezó el partido, dejó que el ritmo bajara. El ambiente en las gradas acompañó esa caída, despertando sobre todo para cantar al unísono contra España e Israel. En solitario, Cano siguió luchando en la delantera. El pitido final liberó a los 22 jugadores y también al público, que buscó un momento de unión y cantó al unísono: “Visca Catalunya y visca Palestina”.
A pesar del pobre espectáculo de la segunda parte, los aficionados permanecieron en las gradas más allá de los 90', aplaudiendo a ambos equipos, que dieron la vuelta de honor juntos. Los jugadores palestinos recibieron aún más aplausos que el resto, antes de posar para una foto conjunta con todos los protagonistas de este histórico partido por la paz.
