Tras la pérdida de 10 puntos por infringir el Fair Play Financiero, los aficionados del Everton expresaron su descontento con un coro de abucheos mientras sonaba el himno de la Premier League en Goodison Park.
Tal hostilidad presagiaba una tarde difícil para el Manchester United, pero el estadio enmudeció rápidamente cuando Diogo Dalot centró al segundo palo y Alejandro Garnacho catapultó el balón a la escuadra con una excepcional chilena.
El Everton, animado por un sentimiento de injusticia tras una serie de cuestionables decisiones arbitrales, aprovechó el clamor del público en su favor. André Onana se interpuso dos veces en el camino de Dominic Calvert-Lewin, pero cuando el balón se le escapó de las manos tras un disparo de Dwight McNeil, el joven Kobbie Mainoo intervino para despejar el balón.
El United hizo caso omiso del aviso y Abdoulaye Doucouré vio cómo su disparo se marchaba a escasos centímetros del poste.
Los Toffees debieron lamentar las ocasiones perdidas a los diez minutos de la reanudación cuando, tras ser amonestado por tirarse al suelo, el VAR consideró que Anthony Martial había recibido una zancadilla de Ashley Young en el área.
Con la tarjeta amarilla anulada, Marcus Rashford se encontró en el punto de penalti y no dudó en batir a su compañero de selección Jordan Pickford.
Aparte de un disparo lejano de Idrissa Gueye, que obligó a Onana a realizar una buena parada, el Everton apenas opuso resistencia, intuyendo que el partido había terminado para ellos.
Eso es exactamente lo que ocurrió a falta de 15 minutos para el final, cuando un rápido contragolpe de los Diablos Rojos concluyó con un suntuoso gol de Martial.
Con el partido sentenciado, Erik ten Hag pudo hacer algunos cambios de cara al crucial viaje del miércoles a Turquía para enfrentarse al Galatasaray, que necesita nada menos que una victoria para reavivar sus esperanzas de clasificarse para octavos de final de la Liga de Campeones.