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Monterrey: el gigante del Norte invicto entre los mejores del mundo

Monterrey: el gigante del Norte invicto entre los mejores del mundo
Monterrey: el gigante del Norte invicto entre los mejores del mundoFREDERIC J. BROWN / AFP
Contrario a lo que suele pasar con otras representaciones futbolísticas de México, el Club de Fútbol de Monterrey afrontó con jerarquía y el orgullo por delante un momento crucial en su historia y salió avante con un triunfo contundente que lo colocó en los Octavos de Final del Mundial de Clubes.

En la palestra de la historia y resultadista, el sorteo del primer gran Mundial de Clubes organizado por la FIFA colocó a Monterrey en el Grupo E con un camino cuesta arriba al compartir el sueño hacia la segunda ronda con dos equipos gigantes y con una gran tradición respetada en todo el planeta. 

Inter de Milán y River Plate son dos equipos preponderantes en sus ligas gracias a sus logros deportivos, pero también por todos los jugadores que le han aportado a la cultura futbolística del mundo. En parte por este contexto, ambos fueron pronosticados de inmediato como los favoritos para avanzar de la primera fase, por encima del Urawa Red Diamonds de Japón y Rayados. 

Pero, entre todos los análisis históricos, Monterrey realizó dos cosas cruciales que serían determinantes en la competencia: contratar un coloso, histórico y referente del juego y a un entrenador ávido de crear equipos de su autoría desde su capacidad innata para leer correctamente los partidos. 

Sergio Ramos rescindió su lazo con el Sevilla de sus amores  y se tomó su tiempo para decidir su futuro futbolístico inmediato. Dejando de lado ofertas de Medio Oriente e incluso algún coqueteo con Sudamérica, uno de los mejores centrales en la historia provocó un tsunami emocional en México cuando se confirmó su fichaje con Rayados de Monterrey, con claras intenciones de enfocarse en el Mundial de Clubes. 

A la par de la importancia, pero sin el revuelo mundial provocado por Ramos, Monterrey no perdió tiempo en el ciclo dubitativo de Martín Demichelis y decidió cortar lazos con el técnico argentino que nunca pudo encontrar la manera de hacer llegar su mensaje a un plantel con mucha jerarquía. Consciente de las necesidades y de lo que el club estaba por disputar, la directiva de Rayados apunto a Domènec Torrent; no se equivocaría. 

En el primer partido frente al Inter, el club regiomontano plantó un bloque bajo, algunas veces superado, con el que con mucha gallardía, y algo de suerte, pudo aguantar los embates del subcampeón de Europa. Pero más allá de ese trabajo defensivo e intenso generado desde la cabeza de Torrent, fue el gol de Sergio Ramos —de cabeza y desde el tiro de esquina para la nostalgia madridista—, lo que provocó un envión anímico en su gente de que podían estar ante una competencia histórica. 

Un sentimiento que se fortaleció al terminar el partido empatado y, cuando todos esperaban que Ramos se sumara al júbilo por el punto conseguido, el español se lamentó ante la prensa y sin titubeos por haber perdido la oportunidad de ganar el partido tras ponerse en ventaja. Una declaración contundente que puso el foco en un lugar lleno de ambición en el que el fútbol mexicano no suele colocarse tras un episodio alegre digno para celebrar. 

Con el tono puesto por Ramos, el técnico catalán reafirmó la postura de su equipo en el partido frente a River Plate, otro equipo de autor creado por Marcelo Gallardo. El Muñeco, amante de que sus equipos sean intensos en todas las facetas, también ha instalado en su metodología el cortar el juego del rival con faltas. Una estrategia que Torrent detectó durante el encuentro y ajustó sus piezas para sacar adelante un cotejo disputado hasta la médula que terminó en un empate que homenajeó al fútbol latinoamericano. 

Invicto y con el ánimo a tope, Torrent impuso en los suyos la necesidad de estar a la altura de las circunstancias establecidas para el partido frente al equipo japonés. Tras dos compromisos en los que había que tomar más en cuenta al rival, el catalán fue claro: su equipo era el mejor de la cancha y no había pretexto alguno para no demostrarlo. 

Lo que Monterrey logró frente al Urawa Red Diamonds fue más que una contundente victoria por 4-0 o un pase a los octavos de final de un torneo que ha paralizado las emociones del planeta. Porque aunque eso ya es suficiente para que su gente infle el pecho y no deje de sonreír, Rayados consolidó la cultura que Ramos y Torrent. Un cambio de paradigma que podría ser un parteaguas en sus 80 años de historia.