Hace unas semanas, tras ser goleado por el PSG por 5-0 en la final de la Liga de Campeones, Simone Inzaghi estaba en el ojo del huracán: tanto en Italia como en Europa cuestionaban su rendimiento con el Inter, un equipo que pasó de poder ganar el triplete a terminar la temporada en blanco.
Hoy, Inzaghi festeja por todo lo alto la clasificación del Al Hilal Saudí para los cuartos de final del Mundial de Clubes. En los octavos, echó al City en un partido épico y demostró que es un entrenador top.
Efectividad de cara a gol
En una temporada, Inzaghi logró eliminar al Barcelona de Hansi Flick -en otra épica eliminatoria con el Inter- y al City, dos clubes que comparten una identidad táctica -con fundamentos como la presión alta o las líneas adelantadas- que sucumbieron frente a la agresividad de los equipos dirigidos por el director técnico italiano.
El Al Hilal ha demostrado que no es un equipo netamente formado por los millones: funcionó como estructura. Contó con un portero sensacional que lo sacó todo como Bono. Un delantero que fue el MVP como Marcos Leonardo y además compartió una similitud con el Inter de Inzaghi: la efectividad.
Tanto el Inter como el Al Hilal convirtieron casi todo lo que generaron. En la vuelta de la eliminatoria con el Barcelona, disputada en Milán, el Barça remontó 3-2 y Acerbi, cuando el Inter parecía abatido, puso el empate que envió el partido a la prórroga. Allí, el Barcelona parecía superior y, de nuevo, la efectividad neroazurra puso por delante la serie para los italianos.
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