Entre ellos se encontraban Michael Olise y Jamal Musiala, que empatan como máximos goleadores del Mundial de Clubes en lo que va de competición, con tres tantos cada uno.
La última vez que ambos equipos se enfrentaron fue en la Liga de Campeones 2024/25, y en aquella ocasión, los bávaros salieron victoriosos por la mínima (1-0).
En esta ocasión, fueron los portugueses quienes se adelantaron en el marcador, y ya habían disparado dos veces a puerta, por mediación de Ángel Di María y Renato Sanches, antes de que Andreas Schjelderup adelantara a los suyos en el minuto 13. Mala suerte para el Bayern.
El 78,2% de la posesión del balón correspondió a los bávaros hasta los 30 minutos, pero no fue hasta el minuto 23 cuando se produjo el primer disparo de Tom Bischof.
El Bayern no dispara a puerta antes del descanso
En la reanudación, el Benfica siguió dominando, con un nuevo disparo de Di María (el 10º del torneo, líder de esta estadística), mientras que el Bayern aún no había disparado a puerta antes de que el colegiado pitase el descanso.

Kompany reaccionó con un triple cambio en el descanso: Harry Kane, Olise y Joshua Kimmich entraron por Serge Gnabry, Joao Palhinha y Bischof.
A los cinco minutos de la reanudación, y con 26 segundos de diferencia, el Bayern disparó por primera vez a puerta por mediación de Leroy Sane y Thomas Müller, pero siguió sin encontrar el camino a través de una férrea defensa.
El 75,9% de posesión del balón reflejaba lo desigual que se había vuelto el partido, aunque el Benfica se mantuvo firme incluso cuando Sane siguió acribillando su portería.
De hecho, sus cinco intentos de disparo en el partido fueron los más numerosos de un jugador del Bayern en el Mundial de Clubes.
El partido se ganó y se perdió claramente
Si analizamos el partido con más detalle, resulta evidente dónde se ganó y dónde se perdió.
Para empezar, a pesar de disponer de casi el doble de disparos a lo largo de los 90 minutos (13 frente a siete), el Bayern sólo consiguió disparar cuatro veces a puerta (las mismas que el Benfica), lo que demuestra lo desaprovechada que estuvo la delantera de Kompany.
Más aún si se tiene en cuenta que ocho de esos 13 disparos fueron desde dentro del área.

Aunque los bávaros aventajaron a sus rivales en posesión del balón (73% a 27%) y pases intentados (687 a 257), y podría decirse que controlaron la mayor parte del encuentro, a la hora de la verdad fue el Benfica el equipo que sacó ventaja.
Con un regate menos que el Bayern (18 en total), los portugueses completaron más de los suyos con éxito (47% frente a 38,9%), además de ganar un mayor porcentaje de duelos individuales (57,1% frente a 42,9%) y de batallas aéreas (61,5% frente a 38,5%).
Otamendi y Dahl merecen una mención especial
El hecho de que los lusos produjeran más interceptaciones intentadas y ganadas, y más intercepciones realizadas son un claro indicador de que el Bayern no estaba por la labor, y eso no augura nada bueno para el resto del torneo.
El capitán del Benfica, Nicolás Otamendi, y su compañero, Samuel Dahl, merecen una mención especial por su excelencia a la hora de mantener a raya a Kane y compañía.
Kompany, a regañadientes, podría admitir también que su ex compañero de equipo estuvo muy por encima de él, y sin duda esperaba con impaciencia el encuentro antes del partido.

El argentino ganó ocho de sus nueve mano a mano y los dos duelos aéreos, mientras que Dahl recuperó la posesión en 10 ocasiones distintas.
Sane y Müller perdieron la posesión en 17 y 16 ocasiones, respectivamente, otro dato destacado que debería abrir los ojos a todos de cara a lo que sin duda será una dura prueba el fin de semana.
El Bayern no se tomó en serio el partido
Aparte del 54,2% de Muller, la mayoría de los jugadores del Bayern estuvieron por encima del 90%.
Por ejemplo, el 97,4% de Dayot Upemecano-gracias a completar 74 de los 76 pases intentados- debería haber contribuido a que el Bayern no sólo fuera el equipo ganador, sino que se sintiera cómodo en su victoria.
Además, 35 toques en el área del Benfica fueron más del doble que los 11 del equipo portugués, y sin embargo no condujeron a absolutamente nada. Ni siquiera un atisbo de gol.

Por tanto, es inevitable pensar que los bávaros no se tomaron este partido tan en serio como debían, teniendo en cuenta la clasificación y la reciente victoria sobre el Benfica.
Incluso teniendo en cuenta que Kompany había querido reservar a algunas de sus principales estrellas para las últimas fases del torneo, controlar un partido hasta el punto en que lo hizo su equipo y aun así acabar perdiendo con sólo cuatro tiros a puerta... no se puede llegar a otra conclusión razonable que la de que a algunos jugadores del Bayern no les importó demasiado lo que pasó, y eso es imperdonable a este nivel.
Con esta victoria, el Benfica se enfrentará al Chelsea en octavos de final, mientras que el Bayern jugará contra el Flamengo brasileño.
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