El PSG le ha comunicado que, a la vuelta a los entrenamientos tras la gira asiática, este lunes, Mbappé seguirá apartado del equipo. Todos los esfuerzos del club se centran en lograr que llegue una oferta por él y negociar su marcha. Esa oferta sólo puede ser del Real Madrid (el jugador no aceptará otra) pero todavía no se ha producido. 

Su club puede mantenerle aislado de sus compañeros hasta el cierre del mercado de fichajes pero la ley francesa, que protege a los futbolistas, impide que la situación se prolongue más allá en el tiempo. Cierto es que Luis Enrique podría dejarle fuera de la convocatoria cada semana por imperativo de sus jefes pero aludiendo motivos técnicos o tácticos, aunque resultaría poco creíble. 

El 12 de agosto el PSG debutará en Ligue 1 en el Parque de los Príncipes frente al Lorient y lo más probable es que el delantero de Bondy no entre en la convocatoria y sea abucheado por gran parte de la afición. Tal vez ese momento pueda ser un punto de inflexión para él. 

El dinero, principal motor de todas sus decisiones, puede pasar a un segundo plano ante el oscuro panorama que se le presenta si no se marcha de París a cambio de una importante suma de dinero. Mbappé ha salido de la trinchera y va a encarar su futuro a pecho descubierto. No quiere perder el pulso con el PSG, pero abriendo una vía de negociación, hasta ahora inexistente, se podría llegar a un punto de encuentro que no perjudicase en exceso a ninguna de las partes. 

El Madrid, entretanto, observa la partida de ajedrez desde una posición privilegiada esperando el momento de intervenir. Todos los caminos conducen hacia la capital de España. Cualquier otra decisión por parte de Mbappé sería una gran temeridad.