Consciente del reto que tenía de frente, América salió a comerse a Rayados con intensidad y juego duro; la misma forma con la que Monterrey jugó el partido de ida que ganó 2-0 y que terminó superando claramente al cuadro de André Jardine.
La bandera de la ilusión americanista la tomó Alejandro Zendejas, quien ha asumido el rol de usar la camiseta 10 del equipo de Coapa con una intensidad y mentalidad que ha afianzado su rol de ídolo en una de las épocas más gloriosas del club en su historia. Y aunque esta noche fue otra vez el artífice de la ilusión inicial, se quedó cabizbajo como todos sus compañeros.
Un desahogo regiomontano
La necesidad de remontar del América construyó una narrativa feroz que su gente acompañó ferviente en las gradas del Estadio Ciudad de los Deportes y que opacó a un Monterrey que se vio superado en el juego y en actitud, lo que provocó un gol al minuto 30 de Zendejas que elevó todavía más la ilusión de la grada.
El mismo tono se mantuvo en una segunda parte ampliamente dominada por el equipo local, que logró su cometido al minuto 59 con una anotación José Raúl Zúñiga. La Pantera ha caído bien en el sistema de Jardine y en el grupo. Su grito de gol fue el reflejo de una afición extasiada hasta el tuétano por estar viviendo una nueva remontada.
Sin embargo, lo logrado con creces y actitud por América terminó siendo un momento de júbilo y no un capítulo más para acrecentar su grandeza. Haber sido tan poco productivo en el partid de ida fue determinante al minuto 93, a falta de cuatro para el final, cuando Germán Berterame metió un cabezazo casi en el área chica que superó a Luis Ángel Malagón. El grito de gol de todo el equipo se escuchó y se mezcló con el desahogo que retumbó en Monterrey.
Con esta victoria contundente y rimbombante, superando a uno de los más favoritos de todo el campeonato, Rayados logró alargar más la resaca del América tricampeón y, de paso, dar un fuerte golpe sobre la mesa para disipar todas las dudas que llegó a generar a lo largo del campeonato.
De la mano de un estado de ánimo a tope, Rayados arriba a semifinales afianzando su estirpe y con el deseo intacto de que Sergio Ramos, de quien se rumora que se irá del club al final del torneo, alce la copa para dejar una foto imborrable en su historia.