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Pablo Barrera, una de las tantas promesas inconclusas de México, anuncia su retiro

Pablo Barrera, una de las tantas promesas inconclusas de México, anuncia su retiro
Pablo Barrera, una de las tantas promesas inconclusas de México, anuncia su retiroLEOPOLDO SMITH / Getty Images South America / Getty Images via AFP

En un país donde el talento más reconocido de sus futbolistas es la técnica, cuando sale uno que su principal virtud es el regate y la velocidad es normal que las expectativas se eleven por los cielos. Pablo Barrera fue uno de los que más provocó es sentimiento en la afición mexicana que nunca pudo verlo explotar. Este fin de semana jugará su último partido como profesional a los 38 años.

Nacido en una familia de bajos recursos en Tlalnepantla, Estado de México, Pablo Barrera encontró en la pelota una vía de escape en medio de campos de tierra. Su regate y velocidad fueron captados por el eficaz sistema de atracción de talento de los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde debutaría a finales de 2005. Tenía 18 años. 

Desde sus primeras apariciones, Barrera mostró una chispa que el aficionado mexicano no suele ver. A la par de sus regates y su virtud para llevar la pelota pegada al pie y a toda velocidad, ‘Pablito’ tenía una ausencia de miedo feroz que iba en contra de la idiosincrasia del futbolista nacional. Era cuestión de tiempo, decían todos, para que se convirtiera en uno de los mejores jugadores en la historia del país. 

Una jugada mundialista que cambió su vida

Víctima del conglomerado de futbolistas extranjeros que tapan espacios a jóvenes mexicanos, Barrear tardó en consolidarse. De personalidad un poco errática y necesitado de sentirse importante, no fue hasta que Ricardo ‘Tuca’ Ferreti le dio cierta continuidad en 2007 cuando se  convirtió en una figura del fútbol mexicano. Los rumores de una venta a Europa comenzaron a crecer. 

Todavía con el Mundial de Sudáfrica lejos, Barrera enfrentó su primer gran revés de su carrera cuando se rompió. Una rotura de ligamento cruzado anterior lo alejó en 2008 de las canchas por poco más de medio año. No obstante, el canterano de Pumas demostró el temple que su gente esperaba y fue clave en el campeonato que el cuadro de la UNAM consiguió en 2009. 

Con un regreso soñado, Barrera fue uno de los convocados por Javier Aguirre para la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. En el segundo partido, ante una dividida Francia y bajo las gélidas temperaturas de Polokwane, el canterano de Pumas dio un partidazo que tuvo su momento cúspide en una jugada que resumió todas sus virtudes. 

Al minuto 76, Barrera recibió en media cancha y pegado a la banda derecha un pase de Rafa Márquez. De inmediato arrancó y, con un Patrice Evra escalonado, no tuvo problemas para superarlo y acelerar hacia el área donde Eric Abidal terminó derribándolo con una barrida a destiempo, lo que provocó el penal que anotaría Cuauhtémoc Blanco para el triunfo mexicano. 

Cuando terminó el partido, el representante de Barrera comenzó a recibir ofertas. El regate y conducción del mexicano eran oro para un fútbol europeo siempre hambriento de esas virtudes latinas. Sería el West Ham inglés el que desembolsaría 3.5 millones de libras para hacerse con sus servicios

La joya que nunca explotó 

Las altas expectativas que la afición mexicana puso en Barrera tras llegar a la mejor liga del mundo se fueron desvaneciendo rápidamente debido a poca adaptación del mexicano que le generó escasa participación en un equipo que terminaría yéndose al descenso. Sin ganas de quedarse a luchar por volver a la Premier League, Pablo decidió reencontrarse con Javier Aguirre en el Real Zaragoza de España. 

El periplo español fue una pesadilla de principio a fin. Criticado por la prensa y la afición, Barrera nunca se sintió pleno para desarrollar sus habilidades. La ausencia de miedo en el principio de su carrera le había dejado paso a una confianza inexistente que terminó por matar sus aspiraciones. El Real Zaragoza también bajaría de categoría. El segundo descenso consecutivo del mexicano; nunca se recuperaría.

Deprimido y sin ofertas para quedarse en Europa, Barrera volvió en 2012 al cómodo fútbol mexicano con 25 años. Lejos del nivel que lo convirtió en una esperanza nacional, decidió cuidar su carrera, la que estiró por 13 años más en cinco equipos distintos, incluido Pumas, donde jugó de 2016 a 2020. 

Ahora, siendo futbolista de Gallos Blancos de Querétaro y a 20 años de su debut con Pumas, Barrera jugará su último partido como profesional este domingo a los 38 años cuando su equipo reciba al Mazatlán. El oriundo de Tlalnepantla deja atrás un recorrido que no cumplió con las expectativas de propios y extraños, pero que queda como una de las más longevas en el ámbito nacional. 

Su adiós ha vuelto a recordar aquel partido contra Francia, su campeonato con Pumas y cómo fue siendo un regular en todos los equipos que jugó. Pero sin duda, en medio de la nostalgia multitudinaria, queda lo que Barrera pudo ser y que lo ha incluido a la larga lista de todos aquellos futbolistas mexicanos que no alcanzaron el nivel que todos soñaban.