En el duelo más parejo desde la estadística —el cuarto frente al quinto de la tabla general—, Rayados de Monterrey hizo valer su condición de local en el partido de ida de los cuartos de final del Clausura 2025 con goles precisos en momentos clave, y con mucha pierna fuerte ante la benevolencia del arbitraje.
Los pronósticos que marcaban un enfrentamiento parejo quedaron obsoletos ante la actitud fervorosa de Monterrey. Comandado por el aguerrido e histórico Sergio Ramos, el cuadro de Domènec Torrent salió a la cancha del Gigante de Acero decidido a comerse vivo a un rival poderoso que ha sabido resucitar de situaciones muy adversas, y su enjundiosa manera de jugar tuvo un premio merecido.
Pierna fuerte, cabeza fría
Formado un medio campo poblado con cinco futbolistas y con la clara intención de interrumpir los circuitos de buen fútbol que América suele construir en esa parte del campo, Rayados también impuso la narrativa del partido desde un principio con entradas que deambularon en la línea delgada entre la tarjeta amarilla y roja para dejar claro lo que se venía.
Con el cuchillo siempre entre los dientes y con un Sergio Ramos, debutante en Liguilla tras perderse la pasada por una lesión, con la misma furia de sus mejores noches europeas, Rayados no tuvo empacho en apretar en distintas partes del campo y, sobre todo, a los hombres clave del equipo de André Jardine. Debido a eso, Álvaro Fidalgo, Alejandro Zendejas y Brian Rodríguez no terminaron pesando como su gente lo estaban anhelando.
Rayados y una pegada precisa
Por si fuera poco, una vez establecida la narrativa férrea que se propuso al inicio, el equipo del técnico catalán también tuvo pegada. Un golazo de Sergio Canales al 48, justo cuando finalizaba el primer tiempo, puso en la lona el estado anímico de un América inoperante, como pocas veces se le ha visto en los últimos años.
Ya con ese golpe preciso dado, como si fuese un boxeador de estirpe que sabe donde golpear para lastimar más de la cuenta, Rayados siguió imponiendo condiciones, gracias al empuje de Canales y Ramos, dos viejos lobos de mar que hace mucho construyeron la virtud de mantener la calma en momentos de alta tensión.
Una fortaleza que terminó dando más frutos en otro momento clave del cotejo, justo en el límite entre tratar de cerrar o no el partido. Al minuto 70, Fidel Ambriz puso un cabezo certero que volvió a vencer a Luis Malagón, el arquero que sufre su momento de más cuestionamientos en el América y como dueño del puesto en Selección.
El gol de Ambriz sepultó cualquier opción precaria de los visitantes. Consciente del momento, y pensante como siempre, Jardine sacó del campo a Rodríguez y a Fidalgo, con la idea de aguantar el embate de Rayados, que salió en una de esas noches consagratorias, y en que será en casa, como tantas otras veces, donde apostará todo a que el americanismo vuelva a vivir una jornada de ensueño. Necesita ganar por dos goles y nadie duda que pueda hacerlo.